La familia Oddone lleva en la diagonal de Boggiani y RI 18 Pitiantuta, del barrio Mariscal Estigarribia, treinta y dos años. En su casa crecieron sus tres hijos y hoy juegan sus nietos.
“Cuando nos mudamos esto parecía la selva del Alto Paraná", recuerda Marina de Oddone, docente jubilada y activa participante de organizaciones cívicas.
Para ella la ciudad está en quiebra, con las basuras sin recoger y un descuido que se deja ver en la Ciclovía Boggiani y en las calles, donde reina el desorden en el tráfico. “Los policías municipales se ubican aquí, cerca de Identificaciones, en lugares insólitos, donde no van a ordenar precisamente. Mientras, los autos se mezclan entre sí, los peatones no pueden cruzar, las cebras no se respetan”, describe Marina. Es una historia repetida desde que se asfaltaron Boggiani y RI 18 Pitiantuta, y estas avenidas se convirtieron en una vía rápida de acceso a la ciudad.
IMPREVISIÓN. Para Hugo Oddone, sociólogo de profesión, en Asunción reina la imprevisión, hay árboles mal plantados, no hay selección de las especies que se van a poner, además de otros problemas recurrentes, como el desborde de las cloacas por las tapas rotas, los taludes sin reparar, etc.
“Pasa que Asunción es una prestadora de servicios gratuitos de los municipios aledaños. Durante el día y parte de la noche la ciudad está habitada por gente de Luque, San Lorenzo, Fernando de la Mora, Ñemby, etc., y debe cargar con todas estas visitas”, señala Hugo.
Asunción tiene una tasa demográfica cero, al igual que muchas ciudades europeas, señala Oddone, pero recargada por los municipios vecinos, dice, haciendo mención a “Dinámicas Metropolitanas en Asunción, Ciudad del Este y Encarnación”, una investigación de Mabel Causarano financiada por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), que plantea la necesidad de coordinar políticas entre las municipalidades.
“La capital representa a un reservado. La gente de otros sitios utiliza sus playas, cines, teatros, parques, bancos, comercios, mete sus vehículos, contamina el ambiente y al final del día deja todo como un basurero y se va”, grafica Oddone.
DESCOORDINACIÓN. Este asunceno vivió situaciones injustas y desagradables con Riera. En los últimos meses recibió una tasa de impuestos por área domiciliaria y negocios.
“Estas personas sacan fotos desde helicópteros y como vieron un techo de toldo de metal, concluyeron que tengo un negocio, y resulta que se trata del techo de mi garaje”, cuenta Oddone, que junto con su esposa acudió al defensor vecinal. Recién después de tres inspecciones en la Municipalidad de Asunción le hicieron una quita de lo que habían pagado.
Y la descoordinación entre la Municipalidad, Essap y ANDE es total, considera Oddone. Hace poco le rompieron parte de su vereda por una cuestión de cables de electricidad, y quien debe hacer esto nuevamente es el propietario, se queja.
La pareja atribuye la situación desastrosa de Asunción a una reacción contra Riera. “A este señor le fundió lo del Ycuá Bolaños”, asegura Marina, confiada en que si Evanhy se comunica y acrecienta la conciencia del ciudadano, trabaja con las comisiones vecinales, todo irá bien. “Si funciona, yo saldría a barrer no sólo mi vereda, también la calzada”.