Khile fue uno de los 15 primeros sobrevivientes trasladados desde el Everest a Katmandú ayer, después de que un potente terremoto golpeó Nepal el día anterior, matando a más de 2.400 personas, al menos 17 de ellas en la avalancha que afectó a la cumbre más alta del mundo.
“Fue un sonido monstruoso, como si los demonios hubieran descendido sobre la montaña”, dijo Khile a Reuters, con una venda alrededor de su cabeza que le cubría la mitad de su cara.
Como otros cientos de víctimas del sismo, este guía de montaña de 20 años esperaba para ser atendido fuera del saturado hospital Colegio Médico de Katmandú.
Khile recordó que acababa de servir al almuerzo a un grupo de escaladores extranjeros en el campamento cuando escuchó un rugido en lo alto de la montaña.
Segundos después, se precipitó una gran nube de hielo y piedras y quedó inconsciente durante, calcula, una hora. Un equipo de médicos lo encontró en la nieve sangrando de una herida en la cabeza. Lo vendaron y llevaron para pasar la noche en una tienda de campaña perteneciente a otro grupo de escalada llamado Seven Summit.
Khile era uno de los cerca de 1.000 montañistas y guías sherpas en el Everest cuando golpeó la primera avalancha, cobrando la mayor cifra de muertes en la historia del montañismo.
Otro escalador dijo que una gran parte del campamento parecía que fue devastada por una “explosión nuclear”. REUTERS