16 feb. 2025

Los patanes que manejan los destinos del país

Por Óscar Ayala Bogarín

Dicen que los países más avanzados del planeta, así como las antiguas civilizaciones, se desarrollaron aprendiendo de sus experiencias y de sus errores. Nosotros, ¿lo hacemos? Definitivamente, no. Y por eso estamos como estamos. De allí que el país se debata en los últimos lugares en materia de desarrollo humano y ocupe los primeros puestos cuando de miserias humanas y estructurales se trata.
Debido a esa persistencia de caminar hacia el infortunio seguimos teniendo tendotas, mburuvichas y hasta sargentos galleta con ínfulas de estadistas amargándonos la vida y ennegreciéndonos el futuro. Y no me refiero solo a los que pasaron o están. También a los que pretenden venir.
Ese empeño de persistir en el equívoco hace que tengamos como autoridades, representantes o líderes políticos a cada atorrante con la grave responsabilidad de definir los destinos del país.
Algunos de estos energúmenos, elegidos por unos cuantos, pero a los que tenemos que sufrir todos, tienen veleidades de comediante o vanidades de emperador romano. Quieren marcar pautas de conductas. Lo triste es que muchos tienen facultades para bajar o subir el pulgar a proyectos y emprendimientos.
¿Los conoce? Seguro que sí, y hasta puedo asegurar que en fracción de segundos puede dar diez nombres, en un minuto tal vez otros diez más, y, si se quiere tomar el tiempo, lo más fácil sería hallar diez nombres con una conducta y una trayectoria íntegras.
Como nunca, el tratamiento del Presupuesto General de Gastos de la nación para el ejercicio 2007 expuso a estos lastres y reveló el desprecio a la ciudadanía.
Se lleva las palmas el diputado colorado Julio Colmán, quien desde el momento en que la mayoría de los diputados plantearon autoasignarse aumentos y privilegios se reveló como un auténtico patán. Burlándose del pueblo dijo que quería ganar 50 millones de guaraníes –por nada– y no dudó en afirmar que estaba dispuesto a matar a los manifestantes que la semana pasada rodearon el Congreso en protesta por el manejo presupuestario. Su aberrante conducta raya la locura. Vaya representante.
Hay otros que son menos procaces, pero no por ello menos peligrosos para el futuro del país. Allí está Benjamín Maciel Pasotti, quien con vueltas retóricas después no asumidas dijo que trabará la ayuda social de Itaipú a Pilar, porque en esa localidad perdió su candidato a intendente. También está el senador Bader Rachid, quien amenazó con un arma a estudiantes de Medicina que protestaban por los escasos recursos a la salud.
Estas conductas no son una novedad. Lo que sí es llamativo el cada vez más desembozado desprecio al pueblo.
La gente trabajadora, honesta, no se merece esta clase de representantes. ¿Hasta cuándo?

oayala@uhora.com.py