17 ene. 2025

Los lamebotas de la derrota

Por Rubén Penayo
rubenpenayo@uhora.com.py
No está lejana la posibilidad de que el nicanorismo suelte a Lino Oviedo, si es que considera inminente una derrota electoral en el 2008. Los negocios sucios no le son desconocidos, por más que muestre varios rostros de cierta decencia y eficacia en su propio gabinete.
Es que la denominada “realpolitik” los tiene a nivel local como a sus principales cultores y pueden ser tenidos como grandes maestros de la logia que tiene como principio primero, inconfundible, el mantenimiento del poder. Este no es abominable, aunque sí los métodos que pudieran ser utilizados para el efecto.
Cualquier disquisición sobre ética política, por ejemplo, puede esperar y ser postergada para ocasiones de charlas teóricas, alejadas de la aplicación pragmática. Subyace la concepción en ellos de que todos los seres humanos son intrínsecamente viles y, por ende, solo los procedimientos que no les vayan en zaga son válidos. Es como se dice: “El ladrón juzga por su condición”.
Pero, para no caer en el maniqueísmo, un sector del radicalismo auténtico está dispuesto a lo mismo, tras la idea de conseguir votos oviedistas, aunque no tienen aún la llave que abra la celda. De continuar con la idea, irán de bruces, electoralmente hablando, aunque crean lo contrario.
El Unace tiene todo el derecho del mundo a activar en política, siempre y cuando se adecue a parámetros democráticos, pero tiene que tener claro que su líder debe cumplir con los diez años de cárcel. Aun le quedan seis. Su carga no es liviana, pues es el principal responsable de la matanza en el “Marzo paraguayo”, aunque esté condenado por otro motivo.
Mientras, ya hace un par de semanas atrás, los luguistas se quejaban de las críticas al ex monseñor e insistían en que no debía ser cuestionado, ya que es el mejor posicionado para las presidenciales.
No sé si es candor –aunque más se asemeja al autoritarismo– lo que los impulsó a hacerlo, pero no deben sacarles el cuerpo a entrar a un debate sobre la figura del ex obispo. Incluso, deben estar dispuestos a discutir su proximidad a ciertos referentes del oviedismo.
En todo caso y, finalmente, si la libertad antes de tiempo del golpista Lino Oviedo es una moneda que ofrece cualquier sector con aspiración de poder o a mantenerse, los lamebotas (atendiendo a las raíces del preso), cualquiera fuese el resultado, habrán triunfado y habrá sido derrotada la legalidad democrática. Muerte a la “realpolitik”. Otra política es posible... y existe ¡Salud!