25 abr. 2024

Los dueños de la calle

Me encantaría escribir que, hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana, la calle era de la policía. No se puede decir eso porque, básicamente la calle sigue siendo de la policía.

Particularmente cada vez que alguien sale a manifestar alguna clase de descontento con el Gobierno. Lamentablemente esto no es muy frecuente, las protestas digo, ya que hablan muy bien del pulmón ciudadano.

“La calle es de la policía”, es una frase que se volvió muy popular y fue acuñada por un ministro de Stroessner, Carlos Ortiz Ramírez, quien, por cierto, era ministro de Educación. La misma hace referencia a una tremenda represión policial a una pacífica manifestación contra la dictadura. Aquellos buenos tiempos…

Hoy el gran debate, por llamarlo de cierta manera, es acerca de las bicisendas, esos espacios para el tránsito de las bicicletas que están siendo implementadas como un plan piloto en algunas zonas de la capital. Se busca unir a once ciudades en una red de 600 kilómetros de bicisendas. No creo equivocarme, pero casi puedo asegurar que Paraguay, así como en el caso del derecho a voto de las mujeres, es el último país en el planeta en implementarla. Siempre en la retaguardia.

Si bien es cierto que los intentos se iniciaron antes, al parecer ahora hay posibilidades de que sea una realidad, y es precisamente por eso que cierto sector económico y los conductores pegan el grito al cielo, se plaguean y auguran todo tipo de catástrofes.

Un concejal de Asunción dijo que las bicisendas van a obstaculizar el tránsito; que van a afectar al comercio, que las calles deben ser de todos, y qué lo que tanto si en Asunción no hay tanta demanda de bicisendas como para achicar el espacio para los vehículos.

En Twitter explotaron los comentarios, desde que eso “no soluciona absolutamente nada” (excepto evitar que sigan atropellando a quienes andan en bici, digo yo…); a que “la gente no está preparada para esto”, y ciertamente este último comentario me dio un poco de miedito. Porque de ahí a salir a decir que la gente luego no está preparada para vivir en plena libertad y democracia faltarían unos cuantos enanos fascistas nomás.

Otro tuitero se preguntó “Dónde carajos están los cientos de ciclistas que tendrían q utilizar las bicisendas que se están acondicionado por toda Asunción? Ya tenemos un tráfico de mierda y ahora esto?”. Y, finalmente, menciono a aquel que opina que es ridículo, con el caos que hay en tránsito, quitarles espacio a los autos y darles espacio a la bicicletas.

¿Se dan cuenta? Si antes las calles eran de la policía, hoy les pertenecen exclusivamente a los que tienen auto, y a los comerciantes que no toleran que sus clientes no puedan estacionar justito frente a la caja. Por eso nunca la calle Palma pudo ser peatonal, porque en esta democracia que vivimos mandan esos, y los prepotentes con auto.

De todo el remedo de debate, lo más triste y vergonzoso es que expone nuestra situación de atraso.

Somos una islita que mira alrededor y valora gua’u la democracia de otros lados, y el desarrollo de otros países, pero ni bien alguien habla de que hay que “compartir” el pedazo de calle con quienes van en bici, se convierten toditos en Stroessner y en su ministro ignorante, clamando al cielo gritando: Bicicletas NO. La calle es para los autos y para que mi comercio venda más. ¡En Paraguay hace demasiado calor para andar en bicicleta! Como en todo, no admiten otras opiniones y están acostumbrados a imponer las suyas.

Fijaos que hablamos del uso del espacio público, y ya sabemos cómo se ponen los trogloditas cuando hablamos de conquistar más derechos. Por culpa de esos vamos a seguir viviendo en un país atrasado donde no importan ni los derechos ni la dignidad de la gente. Los peatones, los que andan en bici, la gente que anda en ómnibus no existe. Lo único que importa es el auto, porque la calle les pertenece. Igualito que en una dictadura.

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