24 jun. 2025

Los cortes de la ANDE causan enormes pérdidas al país

Los cortes de energía antes de que se inicie el calor auguran meses duros para la primavera, el verano, e incluso el otoño. Este Gobierno tuvo más recursos que cualquier otro para garantizar una adecuada provisión de energía eléctrica al país. Sin embargo, el problema energético parece recrudecer, afectando no solo al bienestar de la ciudadanía en sus casas, sino también a la actividad económica, por las grandes pérdidas que enfrenta ante cortes de luz imprevistos. El Gobierno debe impulsar las acciones que sean necesarias para mejorar la calidad de la provisión antes de que se instale el verano, además de contar con un plan de contingencia que por lo menos pueda anticipar a la gente los cortes que se esperan.

Una parte importante del endeudamiento a través de los bonos soberanos fue para aumentar la inversión en infraestructura para mejorar el acceso y la calidad de la energía eléctrica. Sin embargo, fue poco lo que se hizo y apenas iniciándose el calor se sienten las consecuencias.

Las autoridades deben ser conscientes de que la electricidad no es solo un servicio que contribuye a la comodidad de la ciudadanía, a pesar de que las quejas en las redes sociales pareciera que se concentran en este efecto.

Si bien los costos económicos de los cortes son difíciles de medir porque muchos de los perjuicios se producen en el ámbito micro de las empresas y viviendas, se estima que son muy elevados y, en algunos casos, pueden implicar riesgos a la salud y altas pérdidas en las micro, pequeñas y medianas empresas.

Las familias pierden alimentos y electrodomésticos, muchos de los cuales son difíciles de reponer por sus altos costos. Sin considerar el tiempo perdido que ocasiona la falta heladera o agua potable. Las empresas pierden insumos, clientes y productividad, pérdidas que no cuentan con ningún mecanismo de resarcimiento.

Muchas personas enfermas dependen de equipamiento o tratamiento que requiere energía eléctrica. El Estado nunca podrá reponer ni indemnizar las consecuencias que tienen los cortes en la salud e, inclusive, en la vida de las personas.

Pareciera que el Gobierno y las autoridades de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) no dimensionaron a tiempo el rol de este servicio público en la economía, por ello el retraso en las inversiones necesarias y la imprevisión en el diseño de un plan de contingencia que por lo menos anticipara a la ciudadanía la posibilidad de cortes.

Una mínima planificación permitiría a las familias y empresas tomar las medidas para enfrentar los riesgos y mitigar los costos que generarán los eventuales cortes de energía eléctrica. El problema de la anticipación es que implica asumir la probabilidad de una crisis energética y difundir las medidas, lo cual no es políticamente aceptable justo cuando ya se inicia el debate alrededor de la próxima contienda electoral.

Una crisis energética, aunque sea de poca dimensión como la que podría ser la nuestra, tiene alto impacto negativo en la gente, sobre todo siendo un país que cuenta con energía suficiente y relativamente barata para tener niveles de calidad de primer mundo.

El Gobierno debe iniciar con urgencia las obras necesarias y, en caso, de que no pueda llegar a tiempo, deberá informar adecuadamente a la ciudadanía para que esta tome las precauciones y reduzca al máximo los costos de los cortes.