Si bien las proyecciones económicas apuntan a que la ganadería será una de las primeras en recuperarse de la crisis, los productores de bovinos ven un panorama cada vez más oscuro.
“Hay gente que está liquidando sus animales en las ferias de consumo. Se vende una vaca de 450 kg por G. 1.600.000, menos de lo que costaba un desmamante antes”, lamentó el vicepresidente de la Asociación Rural del Paraguay, Manuel Riera.
Explicó que los ganaderos están rematando bovinos prémium, en la misma proporción que los gastos que deben cubrir a fin de mes y del pasto disponible para seguir manteniendo el peso del animal.
Generalmente estos vacunos van a parar a los 11 frigoríficos de exportación, donde se comprueba su calidad para los mercados más exigentes. Sin embargo, la industria además de pagar menos por peso vivo, está faenando apenas al 50% de su capacidad, condición que agudiza la sobreoferta de ganado.
La siguiente opción para el productor es destinar los bovinos a las ferias de consumo, de donde se proveen los intermediarios de supermercados y carnicerías locales. Se trata de un mercado menos exigente y que según Riera representa una pérdida en el precio de entre 30% a 40%.
“La situación de la ganadería es complicada porque estamos a las puertas del invierno, la sequía no permitió que se acumulara forraje, los incendios castigaron el poco forraje que había en algunos lugares, los precios están terriblemente deprimidos y la ganadería debe USD 1.600 millones al sistema financiero”, insistió el directivo de la ARP acerca de las causas que llevan a los miembros de la asociación a tomar decisiones extremas.
En las ferias primeramente se destinan las vacas que cumplieron su ciclo de vida y las vaquillas, que por algún motivo no sirvieron para la reproducción, pesan entre 430 a 450 kilogramos. Luego se encuentran los novillos y toros que no pudieron colocarse en la industria de exportación.