Fernández fue intervenido quirúrgicamente de la tráquea y neumotórax tras ser herido durante el primer gran servicio del que participó como agente Lince, en Tacumbú.
Al suboficial ayudante se lo vio con su uniforme de Lince puesto y muy feliz, al salir de alta del Hospital Policial Rigoberto Caballero, luego de permanecer casi dos semanas internado y en cuidados intensivos.
El agente oriundo de Caaguazú había mencionado que realizar el curso para nuevos linces fue realmente muy difícil y sacrificado; sin embargo, se siente orgulloso de su logro, porque para él significa mucho ser parte de la Unidad de Operaciones Tácticas Motorizadas (UOTM LINCE) y más aún ser el mejor egresado del XII Curso de Operaciones Especiales Motorizadas.
“Dejar a mi familia y estar lejos de ellos fue lo más difícil, pero hoy todo el sacrificio me hace sentirme muy orgulloso”, señaló.
Durante la ceremonia de egreso, el suboficial Fernández alentó a los jóvenes a perseguir sus sueños con dedicación y disciplina, mencionando que nada es imposible y que hay que dar todo lo mejor de uno mismo siempre.
LA HERIDA. El operativo Veneratio, que se inició a las 05:00 del lunes 18 pasado, derrocó el imperio del clan Rotela en la cárcel de Tacumbú. Durante el procedimiento, fallecieron once personas privadas de libertad y Martín Mendoza, personal de la Unidad de Operaciones Tácticas Motorizadas Lince.
La incursión en la penitenciaría dejó a varios agentes policiales y reclusos heridos.
Pero también un total de 708 presos fueron trasladados a diferentes cárceles del país, en el marco del operativo que unió a las fuerzas policiales y militares en “un hecho histórico” para las autoridades, con la finalidad de recuperar el control del penal, donde los presos tenían fusiles, armas cortas y hasta dinamita.
Conmovedor. El comisario Héctor Acuña, subjefe de la Agrupación Lince, recordó con detalles aquel 18 de diciembre, cuando ingresó al frente de su pelotón de hombres al pabellón, donde se habían atrincherado Armando Rotela y sus más cercanos colaboradores.
“Prácticamente, fue un recibimiento de todo tipo, con piedras, bombas molotov y disparos con armas de fuego. Sentí el impacto en el cuello y los impactos en el pecho no. Solamente cuando reventó uno de mis cargadores que me afectó la parte del rostro y vi la sangre, ahí me percaté”, expresó a Telefuturo el comisario Héctor Acuña, subjefe del Grupo Lince.
Refirió además que al agacharse para alzar de nuevo su fusil para volver a combatir, sintió un golpe en la cabeza.
Señaló que lo primero que le pasó por la mente fue su familia y luego, su tropa, a quienes “trataba de no abandonarlos”.
“Escuchaba la voz de mis agentes dándome fuerzas. ‘¡Fuerza, jefe, te vamos a sacar, jefe!’. Eso es lo que a uno le da fuerzas, sabiendo que su personal está con él”, expresó entre lágrimas y con la voz entrecortada.
En otro momento, lamentó el fallecimiento del agente Martín Mendoza y aseguró que se sentía como el padre de ellos y lamentó no haber estado hasta el último momento con ellos.
Acuña había sido trasladado en una ambulancia hasta el Hospital de Policía Rigoberto Caballero. Los paramédicos no daban muchas esperanzas por las heridas que sufrió.
Mientras tanto, Rotela y su primer anillo fueron trasladados a la prisión de máxima seguridad de Emboscada.