CHIANG RAI - TAILANDIA
“De pronto oímos gente hablando”, dijo Adul Sam-On, de 14 años, respondiendo en inglés a las preguntas de los periodistas en una multitudinaria rueda de prensa. Sam-On se refería al momento en que los buzos británicos los encontraron, cuando ya llevaban nueve días atrapados en la inmensa cueva.
Los 12 niños y el entrenador del equipo de los Jabalíes Salvajes recibieron ayer su alta del hospital y participaron de una conferencia de prensa contando la experiencia que les tocó vivir.
“Mi cerebro no funcionaba muy bien tras tantos días sin comer”, explicó el niño, aludiendo a que fue un “milagro” que los encontraran.
Durante los nueve primeros días no comieron nada y bebían agua de lluvia tras intentar sin éxito buscar una salida. “Bebíamos el agua que caía de las rocas”, dijo Pornchai Khamluan, de 15 años, explicando que no tenían nada para comer.
intentaron cavar. “Intentamos cavar, pensando que no podíamos esperar a las autoridades”, pero no sirvió de nada, dijo por su parte Ekkapol Chantawong, el entrenador de 25 años, el único adulto del grupo, que pasó varios años en un monasterio budista.
“Les decía a todos que siguieran luchando, que no desesperasen”, dijo uno de los niños, relatando cómo lucharon durante los insoportables días pasados en la cueva.
Añadió: “Fue por la noche cuando estábamos arañando piedras en lo alto de la roca y escuchamos voces”.
“Nos turnamos para cavar en las paredes de la cueva”, dijo su entrenador Ekkapol Chantawong, a quien algunos de sus padres atribuyen haber mantenido vivos a los niños. “No queríamos esperar hasta que las autoridades nos encontraran”. Pero sus esfuerzos fueron en vano, dijo.
El grupo, que había comido antes de ingresar en las cuevas, no se llevó comida en la excursión, y tuvo que subsistir a base del agua que goteaba de las estalactitas en la cueva durante su terrible experiencia, agregó.
El equipo de los Jabalíes Salvajes quedó atrapado el 23 de junio, en la gruta de Tham Luang, una de las más grandes de Tailandia, que se había inundado. Los últimos miembros del grupo salieron el pasado 10 de julio.
rescate. Tras nueve días, los buzos británicos localizaron al grupo a cuatro kilómetros de la entrada, en una planicie rocosa, de donde no podían salir porque estaban rodeados por agua.
Durante la rueda de prensa, en la que incluso dieron algunos toques a una pelota, los niños, que llevaban la camiseta de su equipo con la imagen de un jabalí, explicaron que vieron la final del Mundial de fútbol del domingo en el hospital.
El portavoz del Gobierno tailandés, Sunsern Kaewkumnerd, espera ahora que la rueda de prensa sirva para que puedan “volver a la vida normal sin que los medios los molesten”.
Los niños también dieron el pésame el miércoles a la familia de un buzo tailandés que murió durante la operación de rescate. Al final de la rueda de prensa, los niños se arrodillaron ante un retrato del rey de Tailandia, Rama X.