Recuperando la memoria colectiva y con alto desempeño en lo individual, el Ciclón fue superior a su rival en la primera parte, en donde la intensidad y la precisión fueron claves para no dejar pensar al elenco ecuatoriano.
Volvieron a funcionar las usinas laterales del Ciclón, con relevos claros entre Carrizo, Aquino, Espínola y Báez, para alimentar a los hombres en punta, en donde Diego Churín fue el más combativo.
En la recuperación no desentonaron Bobadilla y Carrascal. El primero ocupando zonas para cortar, mientras que el segundo brindó pausas por momento con cambio de perfil que generaron sorpresas en el ataque. En defensa también cumplieron a cabalidad Brock y Da Motta en su primer juego como pareja central, complementándose en la cobertura tanto aérea como para las aventuras en ataque.
Si bien en la complementaria el rival creció al adelantar metros, sirvió para destacar el poder de reacción azulgrana que a pesar de lo que significó el golpe del empate no renunció al ataque, desplegando de lo mejor de su juego en alta velocidad, para rápidamente otra vez pasar al frente.
Cerro Porteño suma una victoria fundamental ante un rival directo, para crecer en confianza y preparar lo que será su próximo desafío ante el siempre poderoso Palmeiras, en Brasil.
El Ciclón, con gran apoyo de su gente, tumbó al Barcelona y dio el primer paso en la fase de grupos.
página 00