Sin embargo, ante la gran preocupación de que esta polémica medida gubernamental, que por un lado ayudará a enfrentar la crisis económica y social que agobia a la población, también significará un alto riesgo de posibilidades de mayor contagio del coronavirus, se debe esperar una actitud de mayor responsabilidad de quienes son las máximas autoridades regionales y tienen una gran influencia en la ciudadanía, sobre todo cuando existe una clara percepción de que la lucha contra una mayor propagación de la enfermedad dependerá casi exclusivamente del comportamiento social, de la conciencia de cada persona en aplicar las estrictas medidas de higiene y cuidados sanitarios.
Por ello resulta cuestionable que el joven y popular intendente municipal de Ciudad del Este, Miguel Prieto, haya incurrido en realizar una celebración con un grupo de colaboradores en el patio de la sede municipal, el día martes, con una visible aglomeración de personas, sin el uso de los tapabocas, tal como se recomienda en los protocolos sanitarios. Lo criticable no es que hayan estado celebrando con el consumo de bebidas alcohólicas (aunque si se confirma que fue en la propia sede comunal, hay disposiciones que fueron ignoradas), sino que lo hagan sin los cuidados necesarios para evitar contagios.
El intendente Prieto y el gobernador de Alto Paraná, quienes al principio se mostraban más cautos y prudentes, apoyando un protocolo de apertura gradual de las fronteras, que permitiera un mejor control por parte de las autoridades sanitarias, cambiaron radicalmente de posición en los últimos días, acoplándose a los sectores ciudadanos que reclamaban una apertura total. Inclusive, Prieto decidió declararse en huelga, cerrando la sede municipal y paralizar las actividades comunales como medida de presión, hasta lograr que el Gobierno Central acceda a las exigencias.
La medida, celebrada por un gran sector de la población, ha tenido sin embargo un fuerte rechazo por parte de la Asociación de Médicos del Alto Paraná, cuya dirigente, Idalia Medina, sostiene que va a ser casi imposible controlar la avalancha de turistas brasileños que ingresarán a hacer compras y teme que se produzca un sensible aumento de casos de Covid-19 en toda la región,
Lo resuelto por el Gobierno es comprensible, pero altamente riesgoso, sobre todo teniendo en consideración la situación de nuestro sistema sanitario. Por eso, ahora más que nunca se requiere que las autoridades sean un buen ejemplo que guíe la conducta de la población en extremar los cuidados para evitar un mayor incremento de los contagios.
Se debe buscar un equilibrio entre las necesidades económicas y la también muy necesaria protección a la salud de la población.