Desde un principio estuvo flojo teniendo la necesidad de ganar. Nunca hubo rebeldía, ni actitud, ni carácter.
Todo el partido tuvo a una Albirroja totalmente infructuosa, con escaso poder ofensivo. En los 90’ no se logró crear una sola situación clara de gol, ni hubo argumentos. Los Mellizos alistaron una formación renovada, apostando a dos hombres de área juntos como Sanabria y González, que fueron poco alimentados. A 5’ de la complementaria, vino el golpe, un baldazo de agua fría a las ya endebles posibilidades de seguir con vida. Luis Suárez recibió una pelota, muy descuidado por la izquierda, y con toda su categoría castigó a Antony con un tiro cruzado.
El gol confundió aún más a una Selección que nunca se despertó, sumergida en una modorra impropia para una noche en la que debió estar alerta y enchufada 100%, pero hace mucho que no vemos una Albirroja así… despierta, decidida, hambrienta. Lejos quedaron los tiempos en que la Albirroja era temida jugando en casa.
Adiós a la ilusión mundialista por 3ª vez en forma consecutiva. Un flojo Paraguay, carente de hambre, cayó 0-1.
páginas 45, 46 y 47.