El nacimiento de un guacamayo azul en Encarnación despierta la esperanza para mantener esta especie. El psitaciforme glaucus violáceo no tuvo la misma suerte, pues no ha sido vista en el país desde hace 40 años.
Para los conservacionistas hay alguna preocupación en cuanto a la supervivencia del guacamayo rojo que habitaba en las zonas del bosque atlántico, que comprende los departamentos de Amambay, Canindeyú, Alto Paraná, Itapúa, Paraguarí, Caaguazú, San Pedro, Concepción, Caazapá y Guairá.
Pero la transformación de estos suelos para su uso en cultivos, especialmente para la sojización, hace que los sitios ya no sean funcionales para contener a varias especies de aves, explicó Rodrigo Zárate, de la organización Guyra Paraguay.
El guacamayo azul está en una categoría de mayor preocupación que los de color rojo, últimamente fueron vistos en los departamentos de Amambay y Concepción. El caninde, que presenta dos colores, también está en peligro por la destrucción de su hábitat.
La pava de monte y el pájaro campana (especie endémica del bosque atlántico) son aves cuya existencia va desapareciendo en simultáneo con la degradación del ecosistema, en tanto que los tucanes, loros y guacamayos son además las preferidas de los cazadores furtivos y traficantes internacionales. Estos delitos son la segunda causa de extinción, de acuerdo al experto en áreas protegidas.
Zárate explicó que varias de estas aves requieren condiciones muy bien conservadas, árboles de gran porte para anidar y frutas, ya que son muy delicados en su dieta. “La actividad agropecuaria es lo que más presiona al ecosistema para estas especies”, denunció al respecto.
En el país se reportaron 716 especies de aves distribuidas por todo el Chaco y la región Oriental; de estas, unas 100 a 150 están en alguna categoría de amenaza.
Guyra Paraguay monitorea desde hace años el grado de desmonte en el país. Tras los operativos detectaron que 1.200 hectáreas de suelo son deforestadas al día. “Si seguimos a este ritmo, en 10 años nos quedamos sin bosque”, advirtió el ambientalista.
Bahía de Asunción. En la ribera del río Paraguay varias especies de aves migratorias llegaban, especialmente desde Estados Unidos y Canadá, pero luego de la construcción de la Costanera de Asunción, se detectó que muchas de ellas no regresaron, según Rodrigo Zárate.
Hasta el momento no se han implementado acciones de conservación en el sitio para conservar las aves playeras y migratorias.