24 abr. 2024

La recuperación económica debe beneficiar a la mayoría

Una de las consecuencias más graves del coronavirus, después de la pérdida de vidas, será sin duda el retroceso en la calidad de vida de las personas derivado de la reducción de los ingresos laborales. Esta situación afectará particularmente a quienes no contaban, antes de la crisis, con ningún mecanismo de protección social. Si antes de la llegada de la pandemia estas familias ya eran altamente vulnerables, durante el periodo de confinamiento esta condición se agravó, lo cual significará una caída por debajo de la línea de pobreza. Es urgente que el Gobierno implemente medidas que permitan que la recuperación económica beneficie a la mayoría. Y debe entender que volver a la “normalidad” anterior con una “recuperación económica” que vaya en paralelo a un aumento de la pobreza y un debilitamiento de la clase media pondrá en riesgo cualquier crecimiento.

Paraguay logró reducir la pobreza en los últimos años muy lentamente, y esto contradictoriamente si consideramos los altos niveles de crecimiento económico que hemos tenido. Las proyecciones indican que nuestra economía será una de las que se recuperarán más rápido en la región.

De hecho, muy recientemente han anunciado las autoridades monetarias que ya es posible observar algunas señales optimistas en las últimas semanas.

Sin embargo, es necesario tener muy en cuenta que una vuelta a la “normalidad” anterior es insostenible social, económica y políticamente. Es por esto por lo que el Gobierno debe implementar necesarias medidas para garantizar que el efecto multiplicador del crecimiento económico en los próximos años sea mayor que el de los últimos quinquenios.

Es más, entre 2013 y 2018 el crecimiento promedio del 4% anual prácticamente no tuvo impacto positivo en los indicadores laborales. El desempleo creció, los ingresos laborales se redujeron levemente y la informalidad se mantuvo.

La reducción de la pobreza se ralentizó y perdió su tendencia sistemática a la baja ya que en 2016 registró un incremento. La proporción de familias que logró dejar la pobreza se mantuvo muy cerca de la línea y, probablemente, vuelva a su condición original.

La clase media que verificó un aumento durante los años de crecimiento económico también es altamente vulnerable. Sus empleos son precarios, sin mecanismos de protección social, con pequeñas y medianas empresas sin acceso al sistema financiero ni a políticas que aumenten su resiliencia frente a la magnitud de la crisis generada por la pandemia.

Probablemente, esta clase media deberá sacrificar ahorros o activos para sobrellevar la crisis, pérdidas que difícilmente puedan ser recuperadas en el futuro dada la escasa capacidad de derrame que tiene el crecimiento económico. Probablemente este sector deba incluso postergar decisiones de inversión, por ejemplo, en capital humano o en vivienda, con lo cual no solo impactan en su capacidad productiva y de resiliencia sino también en el conjunto de la economía.

El Gobierno debe entender que volver a la “normalidad” anterior con una “recuperación económica” que vaya en paralelo a un aumento de la pobreza, y un debilitamiento de la clase media, pondrá en riesgo cualquier posibilidad de crecimiento en el mediano y largo plazo, obstaculizando la aspiración de mejoras.

El mayor fracaso de la gestión económica del Gobierno será combinar crecimiento del PIB con pobreza y pérdida de ingresos en la clase media. Autoridades y funcionarios de las instituciones públicas con competencia en la política económica deben superar la comodidad que les dio el crecimiento pasado con estabilidad macroeconómica.

El contexto cambió radicalmente, lo que les exige mayor esfuerzo intelectual para diseñar e implementar los cambios que requiere la estructura económica, de manera a generar mayor nivel de empleo y dinamismo de las mipymes, diversificación productiva y de mercado.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.