Domingo /01/ abril/ 2007
El que pega primero, pega dos veces. Esto fue lo que quiso hacer Luis Castiglioni cuando el pasado miércoles anunció su candidatura, rompiendo con el Presidente y de paso sepultando el publicitado proyecto de la reelección.
Su decisión causó sorpresa. Los teléfonos en Palacio de Gobierno no dejaron de sonar. Los dirigentes querían saber cuál era el guión para salir a confrontar la situación. La orden fue: “Hay que ignorarlo”.
La estrategia también era un mensaje a las bases: Castiglioni es apenas una oveja descarriada de Reconciliación Colorada y su salida no afecta al rebaño. Algunos en tono paternalista le dijeron que recapacite y que regrese como el hijo pródigo, con el rabo entre las piernas.
La decisión del Vicepresidente es audaz, pero también arriesgada. Lo hizo porque Nicanor ya asumió ante la dirigencia de base que su proyecto continuista no corre y que su elegida para el 2008 es la ministra de Educación. “Me hubiese gustado que el Presidente me diga como compañero que él ya estaba decidido por Blanca Ovelar”, exteriorizó el dolor de la traición.
Castiglioni tenía solamente dos salidas: alinearse a Nicanor o pelear en el ruedo. Su solitario lanzamiento tuvo una fuerte tónica de coraje político, pero si no articula con rapidez una estructura que sostenga su candidatura dando muestras de apoyo de una parte de la dirigencia nicanorista o una estratégica alianza con la disidencia (Goli Stroessner/Julio Velázquez), será devorado por el nicanorismo.
El as que le queda es la postura final que adoptará el clan Argaña, dueño de la chapa de Reconciliación Colorada. Dicen que en la familia hay una fuerte división: que Nelson está alineado a Nicanor, pero que Félix prefiere a Castiglioni.
Más allá del epílogo de la candidatura al 2008 del Vicepresidente, su decisión mató de un tiro certero un tema que hace tiempo permanece artificialmente en el escenario político: que la enmienda no corre y que Nicanor solo está ganando tiempo, buscando imponer candidaturas incondicionales para seguir gobernando en las sombras.
EL MÚSCULO DE LUGO. El 29 de marzo es una fecha simbólica para Fernando Lugo. El año pasado fue la estrella aglutinante que, junto a los partidos de oposición y la ciudadanía, dio un golpe político contra el Gobierno y la Corte Suprema al reunir 40 mil almas. Cuando eso era obispo activo con futuro político.
La marcha se reprisó este año, con el mismo eslogan.
El miércoles Lugo tuvo el desafío de mostrar su músculo electoral. El PLRA y PQ se retiraron de la movilización porque consideraron que era un acto de apoyo a la candidatura del ex obispo. Le soltaron en la arena con los leones y le desafiaron a demostrar su capacidad de movilización. El líder emergente pasó el examen. Juntó unas 15 mil personas. Buena cantidad para alguien que no maneja estructura ni fondos partidarios. Pero tuvo un respaldo clave: el oviedismo movilizó a su gente. Unace también aprovechó esta marcha para sacarse la espina del año pasado, cuando le prohibieron mostrar sus banderas y le ubicaron en una esquina como leprosos políticos. El miércoles estuvieron ataviados de pies a cabeza con la figura de su líder y al coro de ¡Lugo Presidente! se oyó también ¡Lino Presidente!
Blas Llano y Pedro Fadul asumieron que la marcha fue buena, pero reafirman su tesis de que la oposición desunida es la segura victoria colorada en el 2008.
COCINANDO DEFINICIONES. La Semana Santa será tiempo de definiciones, tanto en el oficialismo como en la Concertación.
A Nicanor ya le es imposible sostener el discurso de la reelección y no tiene otra alternativa que adelantar quién será su sucesor/a.
En las carpas opositoras, el desafío es mayor. Ahora deben sentarse como iguales a dibujar el futuro de la Concertación.