12 jun. 2025

La Politécnica de Virginia busca sanar las heridas

EFE
Blacksburg

La Universidad Politécnica de Virginia reabrió ayer sus oficinas administrativas tras el tiroteo más letal por parte de un individuo en la historia de EEUU, que dejó 33 muertos, incluido el atacante, pero más difícil para profesores y alumnos será reponerse de la tragedia.
Con las clases suspendidas hasta el lunes, el campus está muy vacío y parece mayor que lo que realmente es.
Los alumnos se mueven en pequeños grupos, hablan en voz baja, se acercan a colocar flores a un altar improvisado frente al edificio Burruss, en la explanada central, contiguo a Norris Hall, donde el lunes murió la mayoría de las 32 víctimas y el atacante, Cho Seung-Hui.
Al mediodía algunos estudiantes se congregaron para rezar en un círculo, agarrados de la mano.
Las oficinas, los laboratorios y los departamentos reabrieron ayer sus puertas, pero para muchos empleados y alumnos lo importante fue reencontrarse con sus colegas tras la tragedia.
“Hablamos, más que trabajar”, dijo Francisco Mueller, un brasileño de 27 años que estudia un doctorado en Ingeniería Eléctrica y que estaba en un edificio detrás del Norris Hall cuando ocurrió el tiroteo.
Las autoridades han recomendado a los alumnos que no se queden solos, que hablen de la tragedia unos con otros y que se acerquen a algún compañero al que vean sufrir en silencio.
“Hay que volver al día a día para salir adelante”, afirmó Kwasi Atta, un estudiante de Ciencias Económicas de 21 años.
“Nunca, nunca vamos a olvidar esto, pero necesitamos superarlo de alguna forma”, coincidió el saudí Naif Albelwi, de 25 años, quien cursa Administración de Empresas.
Sin embargo, algunos jóvenes reconocen que les va a costar. “Va a ser más difícil estar sentado en clase y pensar que una persona puede entrar y no se sabe lo que pueda hacer. Por un tiempo, creo que voy a estar paranoica”, dijo la etíope Teynet Biable, de 22 años, estudiante de Bioquímica.