<em>Por Miguel Ángel Fernández-Escritor y crítico | mafdial@gmail.com</em>
****
Josefina Plá llega al Paraguay en febrero de 1926. Es una mujer joven, recién casada con el pintor, grabador y ceramista Julián de la Herrería, a quien había conocido en Villajoyosa, un pueblito mágico de la Costa Blanca, en su España natal. El azar --ese otro nombre del destino, como diría Borges-- la ha traído a un lejano país, donde realizará, a lo largo de casi tres cuartos de siglo, una labor extraordinaria en campos como el de la poesía, el teatro, la narrativa, la crítica, el ensayo, las artes plásticas, la historia cultural...
A poco de llegar, comienza a colaborar en diarios y revistas de Asunción con textos literarios, especialmente poesía. En los años 20, una nueva generación de poetas y escritores ha hecho su aparición en la literatura paraguaya. Sus jóvenes integrantes tienen una actitud fervorosa ante la creación literaria y se sienten hermanados en el arte y en la vida. Vinculados al Modernismo, admiran profundamente al autor de Cantos de vida y esperanza, Rubén Darío, cuya influencia algunos nunca lograrán superar.
Pero ya no son los tiempos del Parnasianismo, el Simbolismo, el Decadentismo. Inquietudes existenciales nuevas, condiciones histórico-sociales diferentes, contribuyen a definir el perfil de la joven literatura. Con la perspectiva de los años transcurridos desde entonces, resulta claro que con ellos se constituyó una nueva sensibilidad, incluso una nueva poética: la del Posmodernismo. En esos años aparecen varias revistas, la principal de ellas el quincenario Juventud, cuyo último número se edita en diciembre de 1926. Tres meses antes se publicaba en sus páginas un artículo de César Vallejo sobre el vanguardismo en España. Los nombres más destacados en la poesía joven de la época eran los de Heriberto Fernández, Raúl Battilana de Gásperi, Pedro Herrero Céspedes --destinados los tres a morir en el esplendor de la juventud--, José Concepción Ortiz y Vicente Lamas. Y con ellos, Hérib Campos Cervera y Josefina Plá.
La nueva poesía paraguaya
En la historia de la poesía paraguaya estos dos poetas (Josefina y Hérib) van a ser, años después, los iniciadores de una nueva etapa: la moderna o contemporánea. Pero, por entonces, sus poemas registran todavía el gusto imperante bajo la influencia de los maestros modernistas. Pese a ello, en el grupo de Juventud se advierte ya una nueva sensibilidad y a menudo los jóvenes poetas utilizan recursos expresivos que van más allá de la tónica general y las formas dominantes del Modernismo. Los ubicamos hoy en las proximidades de otros poetas hispanoamericanos posmodernistas.
De aquellos años arranca la presencia pública de Josefina Plá en la poesía castellana, y en particular en la paraguaya. Aunque en sus orígenes tal vez pudieran rastrearse otras influencias --como la de Baudelaire, por ejemplo, y alguno que otro simbolista--, es dentro de las coordenadas estéticas de los años 20 donde se desarrolla la primera fase de su creación poética, hasta lograr un punto de tensión anímica y de expresividad excepcionales.
El grupo Vy’a Raity
Su única publicación en esta etapa será El precio de los sueños, un volumen de poco más de cien páginas, que edita en 1934. Los últimos poemas de este libro, escritos alrededor de 1932-34, parecen condensar los elementos significativos de esta fase de su poesía y al mismo tiempo apuntar hacia otros horizontes estéticos. En algunos de ellos se notan ya claramente los dos componentes definitorios de su poesía posterior: la intensidad del temple anímico y el esplendor estético de sus construcciones poemáticas.
Ese mismo año de 1934 Josefina viaja a España con su marido. Dos años después, estalla allí la insurrección militar-fascista contra el Gobierno republicano. Julián de la Herrería muere en medio de las penurias de la guerra, y la poetisa decide regresar al Paraguay en 1938. Aquí coincide con Hérib Campos Cervera, reincorporado a la vida cultural del país tras varios años de exilio, que realiza también una influyente labor de estímulo para la creación poética.
La poesía de Josefina Plá (y la de Hérib) congrega a los jóvenes poetas y escritores de la generación del 40, particularmente a los integrantes del grupo Vy’a Raity, que advierten en la obra de sus maestros el advenimiento de una nueva dimensión significativa y formal.
La intensidad y el rigor de la poesía de Josefina Plá no son casuales. Poseedora de una vasta cultura, si bien el hacer poético para ella no constituirá una actividad excluyente de otras expresiones artísticas y literarias, la poesía estará siempre en el centro de sus preocupaciones, y en su ámbito privilegiado define su radicalidad existencial y estética.
De esta época son algunos de sus textos poéticos más entrañables, muchos de los cuales quedan dispersos u olvidados, y sólo mucho después serán incorporados a su acervo bibliográfico.
El reconocimiento
Durante las décadas del 40 y del 50, Josefina Plá no publica ningún libro poético nuevo, pero sigue produciendo poesía de muy alta calidad, que da a conocer a través de diarios y revistas de Asunción. En 1960 aparecen algunos de esos textos reunidos en la plaqueta La raíz y la aurora. A partir de entonces va publicando, primero en pequeños cuadernillos, y luego en volúmenes de mayor porte, sus poemas de diversas épocas. Finalmente, en 1996, son editadas sus Poesías completas.
Comienza a ser reconocida también, en esos años, la importancia capital de su obra poética en el proceso literario del Paraguay. Augusto Roa Bastos, que la considera su maestra, postulará varias veces su nombre para el Premio Cervantes. Pero Josefina Plá dejará de existir a los 96 años sin haber recibido ese galardón ni el Premio Nacional de Literatura. La comunidad académica y la crítica literaria del mundo hispánico le deben todavía la atención adecuada, tanto a su obra poética como a su narrativa, su teatro y su obra crítica y ensayística.