EFE
La Paz
El presidente de Bolivia, Evo Morales, acusó ayer a las fuerzas de la oposición de buscar el fracaso de la II Cumbre Suramericana, prevista para mañana, con la huelga de hambre masiva que se realiza en varias ciudades del país.
En una rueda de prensa con corresponsales, el mandatario boliviano ratificó su denuncia de que la conservadora alianza Poder Democrático y Social (Podemos) pretende derrocarlo con el disfraz de una movilización de varios departamentos (provincias) de la región oriental del país.
Los prefectos (gobernadores), alcaldes y líderes cívicos, sindicales y patronales de los departamentos de Santa Cruz, Beni, Tarija y Pando están en huelga de hambre, así como la mayor parte de los asambleístas y legisladores de Podemos y de los también opositores Unidad Nacional (UN) y Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR).
Los rivales de Morales le demandan la fórmula de los dos tercios para aprobar la nueva carta magna en la Asamblea Constituyente, donde el oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) impuso la mayoría absoluta como método de votación.
En respuesta, el mandatario sostuvo ayer que la huelga de hambre es sólo una excusa, porque, “de fuente confidencial, sabemos que los prefectos han resuelto, de buenas o de a malas, hacer fracasar la Asamblea Constituyente”.
Añadió que, ahora, “seguramente quieren hacer fracasar la Cumbre” Suramericana, que debe celebrarse en la ciudad central de Cochabamba, el viernes y sábado próximos.
Aseguró que la cita presidencial “está garantizada” y que a ella asistirán todos los gobernantes de la región, excepto Alvaro Uribe, de Colombia, y el argentino Néstor Kirchner.
Morales tildó a los opositores a su Gobierno de integrar una “derecha fascista” y dijo que tienen una postura “netamente política, partidaria”, aunque enseguida admitió que con ellos mantiene “una confrontación ideológica, programática”.