El nuevo documento del Departamento de Estado, que enmienda el presentado por la anterior Administración en 2014, establece tres objetivos: dar prioridad a la competencia estratégica, crear un clima propicio para cerrar las operaciones de venta de armas y reorganizar el modelo de negocio para aumentar su éxito.
Sin embargo, diversos especialistas consideran que estas metas son vagas y acusan a la Casa Blanca de falta de transparencia.
“Sabemos que ha habido cambios, pero no sabemos exactamente qué cambios”, lamentó en una entrevista a Efe Andrew Hunter, director del Grupo de Iniciativas de la Industria de Defensa del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).
Hunter se mostró especialmente crítico con la falta de transparencia del actual Gobierno en contraste con la Administración de Barack Obama, que siempre fue “muy clara” a la hora de “explicar, racionalizar y justificar” su política armamentística.
La nueva normativa, según la síntesis divulgada por la Casa Blanca, pone el énfasis en el “aumento de las oportunidades de negocio” y en la importancia de “reforzar la industria de defensa del país”, dos de los puntos más importantes de la política de Trump recogidos en su eslogan: “Hacer a EEUU grande de nuevo”. efe