Carlos Malamud, analista de la integración en Latinoamérica, sostiene que procesos de unión como el del Mercosur se caracterizan por el “profundo voluntarismo de la mayor parte de los actores políticos y sociales, empezando por los gobiernos y terminando en los ciudadanos”. Aduce también que el “nacionalismo y la falta de un verdadero liderazgo” son otros de los inconvenientes.
De este modo, el profesional sostiene que, antes que procesos institucionales o políticas definidas de relacionamiento, ya sea bilateral o multilateral, se impone el nivel de vínculo que exista entre los principales líderes o la buena voluntad o no de cada gobierno. El experto es profesional del Instituto Real Elcano, organización auspiciada por el Gobierno español.
“Ese voluntarismo explica que se planteen los más disímiles proyectos de integración regional o subregional sin discutir previamente sus pros y sus contras o qué obstáculo frenan su avance”, recalca Malamud.
Deduce además que en la región se impone la lógica de “si la teoría y la realidad no coinciden, peor para la realidad”. Sostiene además que la falta de resultados concretos en el proceso de integración regional y subregional en América Latina debe achacarse más a cuestiones internas que a consideraciones externas.
Así, hace alusión indirecta al discurso, por ejemplo, del chavismo, que achaca todos los males de la región al “imperialismo yanqui (EEUU)”, pero obvia la crítica interna.
“En este sentido, el exceso de retórica integracionista y de nacionalismo, así como la falta de liderazgo –en este punto, reconoce que ni Brasil ni Venezuela convencen– dificultan considerablemente cualquier tipo de avances significativos en la materia”, afirma el analista político.
Añade en la misma materia que la retórica ha permitido confundir los objetivos y olvidar que sin metas políticas cualquier proceso integracionista está condenado al fracaso.