POR PA’'I OLIVA
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Fui claro cuando les hablé a los paraguayos en Málaga.
“El Paraguay tiene necesidad de todos Uds. porque, al venirse, dejaron un gran vacío no sólo familiar sino también social y político. Sin Uds. quedaron seres llorando, pero también disminuyó la presión social para el cambio que todos allí necesitamos. Con las remesas de plata, Uds. tapan agujeros en la salud y trabajo que el Gobierno no es capaz de solucionar.
Por eso, si en un primer momento con la emigración nos quedamos más pobres, es necesario que ella sea para bien colectivo de la Patria.”
Y en este tono seguimos hablando y dialogando. Los emigrantes ayudarán si crecen por dentro y por fuera. Y, si este crecimiento les sirve para influir en sus familiares y conocidos que dejaron lejos. No hay cosa que me dé más pena que el descubrir que todavía existen en España algunos paraguayos con una conciencia dormida en los colores políticos sin caer en la cuenta de todo el mal que eso nos está haciendo en pleno siglo XXI.
Estábamos en tiempo de Adviento, tiempo especialmente dedicado a la Esperanza. Ellos y yo la necesitábamos y creo que nos contagiamos más de ella. La emigración mejora las cualidades que ya tenemos por la tensión que nos pone en la vida para seguir adelante en un sitio donde somos desconocidos. Y yo al ver todo esto naciente y desarrollándose en ellos salí con ánimos para entregarme más y mejor por el Paraguay.
Aquella conversación fue tan buena que sentimos ponerle fin por el tiempo.