Tras el veredicto de pena de muerte emitido por un tribunal militar, Jang fue ajusticiado el jueves, informaron los medios oficialistas norcoreanos, que dedicaron al político desde todo tipo de acusaciones e insultos hasta una humillante fotografía camino del patíbulo.
El ajusticiamiento de Jang, así como el rápido y violento modo en que Pyongyang lo ha llevado a cabo y divulgado, ha desatado la preocupación a que se genere un clima de inestabilidad en el seno del régimen más opaco del planeta, donde cada movimiento está imbuido de un alto secretismo y causó estupor y repudio en la comunidad internacional.
En Corea del Sur, el Gobierno se apresuró a expresar su “gran preocupación por lo sucedido” y aseguró que está “preparado para todas las posibilidades”, en el hipotético caso de una acción militar del país vecino o cualquier suceso que pueda causar tensión.
El Ejército de Corea del Norte podría realizar algún tipo de acción armada “como parte del reino de terror creado por Kim Jong-un”, aseguró ayer el ministro de Defensa, Kim Kwang-jin, confirmando los temores de Seúl a una posible “provocación” de Pyongyang para garantizar la unidad y cerrar filas en torno al líder. Mientras algunos observadores hablan de una hipotética lucha de poder en el Estado, otros creen que a Kim Jong-un solo le queda eliminar al resto de la facción minoritaria de Jang en una “sangrienta purga” que continuaría en las próximas semanas o meses, indicó el analista político surcoreano Shim Jae-hoon. EFE