Por Pablo Alfredo Herken Krauer, Analista de la economía
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¿Podrá la economía paraguaya aguantar los golpes del año 2007 fuertemente político y electoral? Una de las preguntas que más me hace la gente, con verdadera preocupación. Para responder correctamente hay que analizar primero la herencia recibida, el 2006, y compararla, de alguna manera, con la situación que teníamos en el 2002, la antesala del 2003 que se presentaba “horrible”, con el fantasma de la argentinización, la bolivianizacion y la ecuadorización, lo que no ocurrió.
El 2006 fue clara y contundentemente el “año de los récords”: exportaciones (1.979 millones de dólares); reservas internacionales (1.699 millones de dólares, hoy en 1.706 millones de dólares, 441 millones de dólares más que en enero del 2006, y súper arriba de la meta con el Fondo Monetario Internacional, FMI); recaudación de impuestos (1.150 millones de dólares, 240 millones de dólares más); ingreso de dinero remesado por paraguayos que trabajan y viven en el exterior (650 millones de dólares, según estimaciones el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y 300 a 360 millones de dólares, según el Banco Central del Paraguay (BCP), por canales formales); gasto social del Gobierno Central (785 millones de dólares); divisas provenientes de las hidroeléctricas binacionales Itaipú y Yacyretá (556 millones de dólares) e importaciones globales y registradas (5.758 y 5.258 millones de dólares, más por efecto de la formalización y el mejor registro). Continúa disminuyendo el saldo de la deuda externa pública (a noviembre se pagó 276 millones de dólares y se recibió 126 millones de dólares, con una transferencia neta negativa de 150 millones de dólares) y su peso es del 24% con respecto al tamaño de la economía.
La cotización del US$ experimentó un descenso entre el 9% y el 15%, según cómo se calcule la variación del precio de la moneda norteamericana. Un guaraní fortalecido, y apreciado en términos de comercio exterior, ha permitido una mayor guaranización de los depósitos y los créditos en el sector privado, en un escenario global en el que el sistema financiero ganó mucho dinero y se encuentra en su mejor momento desde las crisis agudas que lo golpearon (la última en mayo del 2002). Por tercer año consecutivo, el Gobierno Central registró superávit fiscal (0,5% del PIB). También se consolidó el aumento de las inversiones privadas, nacionales fundamentalmente, y externas. Y el 31 de mayo del 2006 el Gobierno del presidente Nicanor Duarte Frutos firmó un segundo acuerdo stand by con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se extiende hasta el final de su mandato en agosto del 2008. El anterior, firmado el 15 de diciembre del 2003, 46 años después del primero (por el dictador Alfredo Stroessner en 1957), concluyó exitosamente en noviembre del 2005, y Paraguay pasó a ser un país mimado por dicho organismo financiero internacional.
Los errores políticos del presidente Nicanor son compensados por los aciertos de “su” Equipo Económico independiente: Ministro de Hacienda, Ernst Bergen; ministro del Consejo de Modernización del Estado, Carlos Walde; viceministro de Tributación, Andreas Neufeld; viceministro de Administración Financiera, Miguel Gómez; presidenta de la Dirección Nacional de Aduanas (DNA) y presidenta del Banco Central del Paraguay (BCP), Mónica Pérez. Tales cabezas del Equipo Económico tienen el respaldo de profesionales capacitados y desvinculados de la actividad partidaria y/o política. Mientras este Equipo Económico se mantenga sin variación se puede dar por garantizado el cuidado de la estabilidad macroeconómica y la continuidad del crecimiento económico.
Desafortunadamente, Paraguay, por la herencia recibida del stronismo y de una democracia asalariada pero improductiva, debe concretar tasas más altas de crecimiento económico (8% como promedio anual), con baja inflación, con profunda reforma del Estado, buenos y serios programas de combate a la pobreza y a la pobreza extrema, lo que requiere el mejoramiento de la calidad del gasto público, de la mano de la creación de las condiciones adecuadas para un buen escenario para los negocios, con seguridad jurídica y combate a la corrupción y a la impunidad, por un lado, y con la urgente capitalización física del país con grandes obras de infraestructura, que solo será posible con la participación del capital privado nacional y extranjero, por el otro lado.
El 2006 tuvo dos “momentos” políticos delicados: en febrero cuando el presidente Nicanor violó la Constitución Nacional al asumir temporalmente (3 horas) la titularidad del Partido Colorado, después de su contundente victoria interna del domingo 19; y en setiembre, cuando se agudizó el consecuente y correspondiente enfrentamiento entre el presidente Nicanor y el Poder Legislativo, oponiéndose este último al estudio y aprobación de diversos proyectos de leyes. Pero la crisis se fue debilitando aunque persisten las enormes diferencias. Estimo que una vez que el presidente Nicanor renuncie a “su” objetivo de reelección presidencial (prohibida por la Constitución Nacional) se aclararán las aguas del escenario político nacional. El 2007 es un año fuertemente político con las internas de los partidos políticos para la elección de sus candidatos mirando la puja presidencia en el 2008 (el 15 de agosto del 2008 sucede el cambio de gobierno). La oposición tradicional busca una concertación para vencer al Partido Colorado (PC) –en el poder desde 1947– mientras el coloradismo debe someterse a una depuración profunda si no quiere pasar al llano. En este escenario ocurre la aparición de la figura de monseñor Fernando Lugo como aglutinador de la izquierda en Paraguay, siguiendo los ejemplos de Evo Morales y Hugo Chávez en Bolivia y Venezuela, salvando las distancias y las diferencias, sin olvidar el caso de Ecuador. Es enorme la responsabilidad internacional que recae sobre Lula y Brasil para detener la amenaza del Sadam Husein latinoamericano: el loco Hugo Chávez, cuyo modelo autoritario de Gobierno es fuente segura de un imperialismo sudamericano que más tarde o más temprano puede militarizar la región y generar conflictos y guerras entre las naciones.
Independientemente de la incertidumbre política de un año profundamente electoral no veo riesgos de desestabilización económica en el 2007. El margen de maniobra para cuidar la macroeconomía es suficientemente adecuado en manos del actual Equipo Económico. El marco mercosurino, regional y mundial también ayuda, y de no darse un cuarto año consecutivo de sequía agrícola, es prudente esperar un mayor crecimiento económico sin desborde inflacionario ni desequilibrio cambiario. Lo que dejó la economía en el 2006 es más que suficiente para que el 2007 esté lejos pero muy lejos del 2002, el peor año en décadas, con el peor presidente de la República democrático. Duele decirlo pero hay que decirlo.
12 de enero del 2007
“Mientras se mantenga el Equipo Económico hay garantía para el cuidado de la estabilidad macroeconómica y la continuidad del crecimiento económico”.