Es decir, Eletrobras inicialmente trasladó su déficit económico a Itaipú, ente que a su vez absorbió esto con llamativa complacencia al permitir la aplicación de una tarifa inferior al costo del servicio de electricidad, en contra de sus propios intereses y en clara transgresión a lo establecido en el Tratado.
A la par de trasladar el déficit a la binacional, la compañía brasileña aumentaba sus ganancias, como acreedor financiero de Itaipú, generada por la deuda impaga, debido a que con la tarifa aplicada en su momento hacía imposible que Itaipú pueda honrar sus deudas en tiempo y forma.
Al comparar dos tipos de tarifas aplicadas, una inicial (de 1985 a 1997) y otra posterior (de 1998 a 2020), arroja una diferencia de USD 940,7 millones facturados por demás a la ANDE y una diferencia facturada de modo adicional a Eletrobras por valor de USD 9.465,7 millones.
La gran diferencia entre ANDE y Eletrobras radica en que la entidad brasileña pagó de más la suma de USD 11.178,9 millones, y a su vez recibió de Itaipú, durante el mismo lapso, la suma de USD 18.222,4 millones, por el pago de los intereses por un préstamo.
Así, Eletrobras le refinanció a Itaipú los saldos de todos sus préstamos anteriores, pero la entidad binacional terminó pagando intereses superiores al monto del capital refinanciado por los brasileños que estaban en “apuros económicos”.