20 abr. 2024

La calidad de la energía debe ser la prioridad para la ANDE

Unos pocos días de calor intenso y una tormenta no muy fuerte pusieron en evidencia la debilidad de la infraestructura eléctrica, al menos en Asunción y Central. El enojo de la gente es grande porque el problema no es solo de comodidad, sino también económico, en la medida en que las pérdidas de equipamiento e insumos y la reducción de las ventas tienen un impacto en las familias y los negocios. Si bien la gestión actual es nueva y no puede solucionar en pocos meses el atraso de años, la ciudadanía espera ver al menos algunos avances en el área para reducir su nivel de indisposición ante años de indiferencia de las autoridades que asumieron, cobraron sus sueldos y dejaron en pésimas condiciones el suministro de la energía eléctrica.

A medida que se acerca el verano se complica el escenario para la Administración Nacional de Electricidad (ANDE). La necesidad de un mayor uso de aires acondicionados y de refrigeración, tanto en las viviendas como en los negocios, sean estos grandes o pequeños, genera una mayor demanda de electricidad que la que el sistema puede proveer.

Esta situación termina produciendo cortes que no solo implican la falta de electricidad sino también en muchos casos de agua potable. En los últimos años, los indicadores de calidad del servicio como la cantidad de cortes y el tiempo de duración de los mismos han venido empeorando sin que las autoridades con competencia en el tema implementaran las acciones necesarias, aun contando con recursos financieros.

Es inaceptable que el país, teniendo dos de las empresas binacionales productoras de energía más importantes del mundo, no haya registrado mejoras sustanciales. Al contrario, se observa un progresivo deterioro en los indicadores citados.

El avance más importante en los últimos 20 años ha sido la ampliación de la cobertura hasta alrededor del 99% de los hogares. A este nivel máximo se llegó en 2013, por lo que el gran desafío de la actual gestión será mejorar la calidad.

Las autoridades y funcionarios de la ANDE deben realizar las gestiones necesarias para lograr este objetivo. La energía eléctrica es fundamental para la producción y el consumo. No hay actividad económica que pueda ser productiva y competitiva sin un óptimo servicio. Una parte importante de la producción de bienes y servicios requiere este insumo y por consiguiente la generación de empleos.

En los hogares, la disponibilidad de este servicio público es indispensable para la calidad de vida y la economía familiar. Sin una dotación mínima de determinados electrodomésticos, el tiempo de trabajo en los hogares y el desperdicio de alimentos aumentarían contribuyendo a un aumento en el costo de vida.

Otros ámbitos imprescindibles para la vida de las personas también requieren electricidad, como los servicios de salud, la iluminación en las calles o la comunicación.

Ojalá las nuevas autoridades sepan dimensionar la envergadura de la responsabilidad que asumieron y pongan los esfuerzos y el compromiso que el país les demanda y el cargo les exige. En este caso particular, la cobertura es casi universal, por lo que el gran desafío será avanzar hacia la calidad, lo cual implica reducir los cortes de energía eléctrica.

El verano se acerca y pondrá a prueba la seriedad y el profesionalismo de autoridades y funcionarios de la ANDE. Deberán demostrar a la ciudadanía que están yendo por un buen camino para lograr un servicio público de excelencia.

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