11 feb. 2025

La ausencia de ideas y la decantación ideológica

Con Lugo en la política lo que se remarca es nuestro modelo político sustentado en liderazgos carismáticos.

Por Oscar Ayala Bogarín

El debate o la decantación ideológica que algunos presagiaban con la incursión de Fernando Lugo en la política terrenal, rápidamente se vio desbaratada con la andanada de insultos y descalificaciones que siguieron a la presentación oficial del obispo renunciante. (No se podía esperar otra recepción de quienes a lo largo de 60 años se limitaron a esta forma de hacer política.)
Las secuelas del lanzamiento de la inédita candidatura presidencial también anuncia lo que será el 2007: acentuación del prematuro e ilegal proselitismo, que es lo mismo que otro año político perdido y una nueva postergación de la reactivación económica y de la satisfacción de los reclamos sociales.
Es realmente ingenuo pensar en el súbito surgimiento de una conciencia ideológica –como en Chile o Uruguay– que permita una discusión madura sobre el modelo de país a construir o el modelo económico a seguir. La pésima educación que se brinda en el país ha matado toda posibilidad de construir ciudadanía.
Con Lugo en la política lo que se remarca es nuestro modelo político sustentado en liderazgos carismáticos. Este arquetipo lo que arrastra es una praxis carente de ideas, es una experiencia supeditada exclusivamente a la voluntad del líder. Una voluntad generalmente ligada a ideas mesiánicas y al avasallamiento del ordenamiento legal.
Ojalá que el obispo renunciante pueda romper esta tradición y fuerce un real debate sobre ideas y programas.
En Lugo hay dos cosas indudables: su opción por el socialismo –que sería bueno que lo manifieste claramente– y que es la única figura que puede enfrentar con éxito a la poderosa maquinaria electoral colorada.
Lo que queda por develar es si esa inclinación socialista es propensa a una izquierda populista, como la que sustentan el venezolano Hugo Chávez y el boliviano Evo Morales; o es una izquierda pragmática, madura y responsable, que ha dado buenos resultados, como la que sostienen la chilena Michelle Bachelet y el uruguayo Tabaré Vázquez.
Mirando el entorno del ex obispo de San Pedro, es evidente que su movimiento podría alinearse en la primera opción. Pero al nuevo político hay que otorgarle el beneficio de la duda.
Por el lado del coloradismo no hay sorpresas: no hay visos de desterrar ese populismo ramplón que defiende un modelo excluyente. Podrá haber bienintencionados, pero la estructura de la que forman parte lo devora todo, desde recursos del Estado hasta convicciones y conciencias.
Si en el 2007 espera un debate ideológico o edificado sobre propuestas, puede estar perdiendo el tiempo. Por las dudas, vaya buscando otras cosas en que entretenerse.

oayala@uhora.com.py