Por Guido Rodríguez Alcalá
Los rumores sobre la amenaza boliviana cumplieron su propósito: a los militares se les aumentó el presupuesto. Pero la amenaza boliviana debiera preocuparnos menos que la paraguaya. ¿Qué nos importan las armas compradas por el ejército boliviano? Más amenazantes son las armas robadas al ejército paraguayo y que se utilizarán en atracos, secuestros, etc. Por acción o por omisión, nos vemos amenazados por nuestros propios compatriotas.
Ellos –y no Evo Morales– se tragan dinero que debiera emplearse en la salud. Ellos malgastan el dinero para la educación. Son temas harto sabidos, como la inevitable garroteada que –como aguinaldo– reciben los médicos y trabajadores de la salud a esta altura del año. Por eso voy a referirme a la universidad, que tiene y que no tiene plata. La tiene para dar empleo a muchos planilleros (no por culpa de Chávez ni de Morales). No la tiene para ponerse a la altura de lo que debe ser una universidad hoy día.
Cuando se creó la Universidad Nacional, se tenía una idea definida de lo que se quería hacer. El modelo, para la universidad y para la educación en general, era el europeo. Con ese modelo, el país llegó al tercer lugar en alfabetización en América Latina; un buen puntaje, considerando los escasos recursos del país. Es posible que aquel viejo modelo europeo necesitara una reforma o su reemplazo por otro. Ni se lo cambió ni se lo reemplazó. De acuerdo con las conveniencias políticas, con las posibilidades de crédito y ocasionalmente con las buenas intenciones, se le quitó y se le puso al viejo modelo, que no ha quedado así renovado sino remendado.
¿Qué tipo de universidad necesita el Paraguay? Esta es una pregunta planteada recientemente en los periódicos y que ha llamado la atención de los lectores, por suerte. De la discusión nace la luz. Una vez que se tenga una idea clara, se podrán buscar los medios para llevarla a la práctica. Como no hay mal que dure cien años, no debemos suponer que el Gobierno dure más de cinco años. Quiero decir que alguna vez será posible presentar un proyecto razonable –si se lo tiene– para la educación superior.
Al hablarse de medios, se debe hablar de dinero. Por falta de dinero, Europa corre el peligro de quedar rezagada en materia universitaria. De las diez mejores universidades del mundo (las “world class universities” o universidades de nivel mundial), solo dos son europeas: las inglesas Oxford y Cambridge. Las de Estados Unidos figuran en primer lugar, seguidas por las asiáticas. Aquí faltan los millones de dólares necesarios para realizar cierto tipo de investigaciones; en esto no podemos hacernos ilusiones. Pero nada nos impide elevar el nivel académico aprovechando racionalmente los recursos disponibles.
Lo importante no es tanto aprender como poner la mente en condiciones de aprender apartándose de las ideas falsas. Lo dijo Juan Jacobo Rousseau hace más de doscientos años y sigue siendo cierto hasta hoy. Nada nos impide transformar la universidad en un centro de pensamiento, que tampoco puede ser muy caro tratándose de las disciplinas llamadas humanísticas. Con esa transformación alejaremos definitivamente la peor de las amenazas paraguayas: perseverar en la ignorancia en un mundo donde el conocimiento es indispensable.