El veredicto del magistrado Steven Rhodes supone un hito en la historia de Detroit, que llegó a ser la cuna de la industria automovilística de EEUU y ahora es un símbolo de la decadencia urbana y la mala administración.
El gestor de emergencia recién nombrado en la ciudad, Kevyn Orr, había descrito la bancarrota como la mejor opción para que Detroit recupere la estabilidad financiera, y el fallo judicial le dará a otros líderes la oportunidad de poner a prueba este argumento. “Es un día trascendental”, dijo Rhodes mientras leía en voz alta durante más de una hora un comunicado escrito en una sala abarrotada.
“Tenemos un fallo judicial indicando que esta ciudad que una vez fue próspera y orgullosa no puede pagar sus deudas. Es insolvente. Es candidata a la bancarrota. A la vez tiene la oportunidad de empezar de cero”, sostuvo.
Los sindicatos, jubilados y fondos de pensiones de Detroit, los cuales soportarán el grueso de las medidas de austeridad que Orr planea imponer, han argumentado en contra de la bancarrota de la ciudad en un juicio de 9 días. Orr dijo que planea imponer un plan reestructuración para final de año. REUTERS