La misa fue presidida por el presbítero Waldemar Sánchez, de la diócesis de Villarrica, quien habló de las heridas del pasado dictatorial, la inseguridad, la ausencia del Estado, la corrupción generalizada y resaltó la necesidad de cambiar la estructura caduca de una Iglesia que se cierra en sí misma.
Sánchez reiteró a los fieles lo que implica ser cristiano, que esto no se limita solo a seguir a Cristo, sino a tener su mismo pensamiento y sentir, adoptando sus mismas acciones y actitudes.
Bajo el lema Permanezcan en mí, el religioso invitó a los jó- venes a poder prestar atención a sectores carenciados de la sociedad y a observar el sacrificio de Jesús en la cruz del calvario para, de esa manera, poder experimentar el amor de Dios.
“Seguir a Cristo –sostuvo– es caminar por el mismo sendero que él transitó, cual es el de la cruz. La cruz es la coronación de toda la vida de Jesús, de una vida entregada por amor. De una entrega total a Dios y a sus hermanos, los hombres. En la cruz, Jesús consuma su sacrificio”.
Instó a los jóvenes a tener la mente despejada y el corazón sin lastres, libres de los vicios; el alcohol, las drogas y la preocupación por el dinero.
El presbítero afirmó que hay tantas heridas que necesitan ser sanadas, curadas en la cruz de Cristo; sean las heridas personales, familiares, eclesiales y sociales.
Una de estas heridas –resaltó– es del pasado que ya no se quiere vivir y del que se sigue pagando las consecuencias: el Estado dictatorial.
El padre Sánchez también hizo mención a las heridas eclesiales propias de la debilidad humana, y de la persistencia de una estructura caduca que necesita ser cambiada por ser “fruto de una Iglesia que mira a sí misma y que se preocupa más por su confort, que por salir al encuentro de las ovejas perdidas”.
Denunció la inseguridad, la violencia, la miseria, la pobreza, el abandono de tantos campesinos en la opresión y humillación. En algunos lugares la vida y la dignidad humana están en peligro. Mencionó también los secuestros, la falta de trabajo digno y de oportunidad para todos, pues “son frutos de una ausencia de Estado o por el desinterés de las autoridades de turno, o por la corrupción generalizada”. (D.B.)