24 abr. 2024

Hebe Bonafini, luchadora incansable

Rogelio Goiburú, director de Memoria histórica y Reparación del Ministerio de Justicia recuerda haber conocido a Hebe de Bonafini, cuando después del secuestro de su padre, con su madre y sus hermanos se mudaron a la Argentina. Rogelio es hijo del médico Agustín Goiburú, quien fue desaparecido durante la dictadura de Alfredo Stroessner, y dedica su vida a la búsqueda de su padre y también a la de cientos de desaparecidos durante el régimen stronista (1954-1989).

“Nosotros después del secuestro de papá nos fuimos a vivir a Buenos Aires. Mamá desde muy temprano formó cuerpo con las Madres, ella iba todas las semanas a marchar alrededor de la Pirámide de Mayo, ahí frente a la casa de gobierno, ahí era la reunión de todas las madres”. Goiburú recuerda especialmente a Esther Ballestrino, Idalina Tater y la viuda de Miguel Angel Soler, entre las mujeres paraguayas que formaban parte del colectivo social que son las Madres de Plaza de Mayo.

Relata que fue una experiencia de muchos años y de relacionamiento con ellos, su madre, Elba Elisa Benítezviajó con ellas por toda Europa, reclamando justicia, buscando apoyo de organismos y gobiernos internacionales.

“La recuerdo a Hebe. Era una mujer muy combativa, enérgica, con un carácter de líder. Así como las recuerdo a las madres, que eran enérgicas en sus reclamos y no se cansaban nunca. Esas marchas alrededor de la pirámide duraban una hora o dos, y después con el tiempo venía más gente, periodistas de todo el mundo. Fue una época de mucho sentimiento, de mucha energía concentrada en esa Plaza de Mayo”.

SUS ORÍGENES

Hebe de Bonafini, la histórica presidenta de la asociación Madres de Plaza de Mayo, formada durante la dictadura (1976-1983) para hallar a sus hijos, y otros detenidos desaparecidos por el régimen militar, falleció hace una semana, a los 93 años.

De orígenes humildes, luchadora social infatigable y bastante polémica, se convirtió en un referente global en la lucha por los derechos humanos. Nació el 4 de diciembre de 1928 en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires. El 9 de noviembre de 1949 contrajo matrimonio con su primer y único novio, Humberto Toto Bonafini, y de ese vínculo nacieron sus primeros hijos varones: Jorge Omar (1950) y Raúl Alfredo (1953), y años más tarde María Alejandra (1965). Al contrario que sus padres, Jorge y Raúl sí pudieron estudiar en la universidad y participaron en el movimiento estudiantil, poniéndose en el punto de mira de las autoridades con la llegada de la dictadura.

El Secuestro

El 8 de febrero de 1977, policías vestidos de civil allanaron la casa de Jorge y se lo llevaron, meses después ocurrió lo mismo con Raúl, y por último secuestraron a la esposa de Jorge, María Elena. Los tres desaparecieron.

Hebe comenzó entonces a recorrer todos los días los 50 kilómetros que separan La Plata de la capital argentina en búsqueda de respuestas. Pero no era la única en esa situación. Desesperadas, cientos de madres y abuelas llegaban a diario hasta Buenos Aires para tratar de encontrar a sus hijos y nietos.

El sábado 30 de abril de 1977, hicieron la primera marcha frente a la Casa Rosada en repudio del Gobierno. De ahí nació la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, una entidad presidida por Hebe desde su nacimiento y que durante esos años cobró una enorme relevancia internacional, pese a sufrir todo tipo de persecuciones por parte de la dictadura.

Con la llegada de la democracia, la asociación se dividió en dos: por un lado, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, que tiene a Taty Almeida como su principal referente, y por otro la Asociación Madres de Plaza de Mayo, más reconocida fuera de Argentina, liderada por Hebe de Bonafini.

UNA INSTITUCIÓN

“La verdad que las madres de Plaza de Mayo se convirtieron en una institución defensora de los derechos humanos en Argentina y a nivel mundial”, refiere el Rogelio Goiburú.

El director de Memoria histórica y Reparación del Ministerio de Justicia reconoce también que, gracias a la lucha de las madres, un grupo de médicos y de estudiantes de Medicina se reunieron y empezaron a ayudarlas. “Vino un antropólogo muy famoso de los Estados Unidos, Clyde Snow, y les enseñó. Ahí se formó el equipo argentino de antropología forense, que desde esa época hasta hoy son seguramente el equipo de antropología más prestigioso en América Latina y en el mundo”.

Ese grupo de antropólogos forenses tiene un convenio con Memoria Histórica; “en todo lo que aprendimos de antropología forense y de búsqueda de desaparecidos fue gracias a ellos”, dice Goiburú.

Para Rogelio Goiburú, las Madres fueron protagonistas en América Latina de los reclamos, exigencias y de la búsqueda permanente de justicia, así como el reclamo de aparición con vida de los queridos seres que fueron secuestrados, “pero, por supuesto después con el tiempo ya no dimos cuenta de que ninguno había sobrevivido, entonces se exigía justicia y castigo a los culpables de tantos crímenes de lesa humanidad”.

Como señaló en estos días el ex presidente uruguayo José Pepe Mujica sobre Bonafini, se va una luchadora: “Necesitamos símbolos, necesitamos gritos, porque necesitamos esperanza y precisamente esta mujer que se va hoy es un desafío para las generaciones que vienen, porque la vida continúa y por lo tanto continúa la necesidad de comprometerse y luchar por las causas humanas”.


De orígenes humildes, luchadora social infatigable y polémica, Hebe Bonafini no abdicó jamás de la búsqueda de sus dos hijos desaparecidos.

Homenaje

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