Sin embargo, las voces a favor del emprendimiento también surgen. Guillermo López Flores, ex director paraguayo de Yacyretá, y Jorge Benítez, presidente de la Asociación Paraguaya de Ingenieros Electromecánicos (Asopiem), manifestaron que Añá Cuá es necesaria para el Estado paraguayo.
López Flores indicó que existen razones técnicas y financieras para dejar de derramar anualmente USD 80 millones, dado que el agua que cae por el vertedero no está generando energía (puede producir 2.000.000 megavatios por hora), y ese monto puede ser alcanzado si se aplica el precio acordado en el acta de entendimiento Macri–Cartes de 2017.
Explicó que originalmente la hidroeléctrica fue diseñada para turbinar toda el agua por el brazo principal. Luego, por razones ecológicas y para preservar la biodiversidad, se asumió el compromiso ante organismos internacionales y sociedad civil, de verter 1.200–1.500 metros cúbicos por segundo por el segundo brazo de Añá Cuá, hecho que restó potencia a la central.
López Flores aclaró, en Mundo de la Electricidad, que la financiación de Añá Cuá se hará con recursos propios con los ingresos de la EBY, no habrá préstamos ni aportes del Gobierno.
BENEFICIOS. Entre los beneficios que recibirá el Estado paraguayo con Añá Cuá, el especialista mencionó que se incrementará el monto de la compensación por territorio inundado, que corresponderá a Paraguay en un 80%.
Asimismo, indico que la ANDE incrementará su ingreso en concepto de compensación por carga administrativa. A Paraguay le pertenecerán 1.000.000 de MWh de generación, por lo que habrá más pagos por cesión de energía.
Acotó que la obra estará amortizada totalmente en 10 años, sin que el Estado haya puesto un solo guaraní. También se generarán puestos de trabajo durante la construcción, remarcó.
Añá Cuá actualmente se encuentra en proceso de licitación. Por las obras civiles se presentaron ocho consorcios y para la provisión de turbinas concursan tres oferentes.
