El departamento de Ñeembucú, con apenas 75 mil habitantes y varias regiones todavía semidespobladas, cuenta con 42 pistas de aterrizaje para aviones pequeños, habilitadas por la Dinac.
A todas estas se suman las pistas clandestinas que superan el doble a las legales, lo que explica el aumento del tráfico de marihuana, cigarrillo, gasoíl y nafta en los últimos meses.
EN EXTREMO. Los marginales inclusive llegaron a instalar una pista clandestina en la propia isla del Paraná, con una pista de unos 450 metros, situada a 30 kilómetros de la localidad de Itá Corá.
El sitio fue acondicionado para que se pueda operar, incluso en horas de la noche, lo que prueba que los círculos de alto poder estaban ligados al tráfico aéreo de mercaderías prohibidas.
Según lo manifestado por los ribereños, al lugar llegaban en forma frecuente aviones que presumiblemente transportaban mercadería ilícita (cigarrillos y droga) hacia el territorio argentino.
Hace unos meses, el fiscal Juan Manuel Stete allanó el lugar e incautó dos avionetas del tipo Cessna R182, con matrículas adulteradas y presumiblemente robadas, fueron abandonadas con sus tanques de combustible llenos.
De hecho en la danza del tráfico fronterizo están bailando autoridades paraguayas y argentinas, atendiendo que sin la complicidad de ambos lados es imposible concretar las operaciones marginales, según los lugareños.