El costo va a ser sumamente alto para todos. En primer lugar, fue necesario endeudarnos para financiar programas de emergencia que facilitaran la permanencia en los hogares de los trabajadores. Los subsidios tardaron en llegar porque el Gobierno debió crear un mecanismo nuevo que garantizara transparencia y efectividad.
En los países con empleos formales, estas medidas se viabilizaron a través del sistema de seguridad social, tal como lo realizó el Instituto de Previsión Social a los trabajadores formales suspendidos. El problema es que en Paraguay menos del 25% de la población ocupada se encuentra cotizando al IPS, mientras que el 65% trabaja de manera informal.
Por otro lado, gran parte de la población trabaja individualmente o en micro, pequeñas y medianas empresas. Este sector no cuenta con ningún tipo de políticas. El acceso a créditos para sobrellevar estas semanas de cuarentena propuesto por el Gobierno no está teniendo el éxito esperado, por lo que se prevé un alto porcentaje de cierres definitivos y de más pérdidas de empleos en las próximas semanas si no se amplían las facilidades de financiamiento.
Una salida importante es el fortalecimiento de la agricultura familiar teniendo en cuenta que emplea a un tercio de la población ocupada y tiene efectos positivos adicionales no solo en empleos indirectos, sino también en la calidad de vida, ya que permite el acceso a alimentos en las ciudades.
Si el Gobierno logra impulsar este sector y garantizar el acceso a mercados, se benefician no solo las familias productoras, sino también los trabajadores urbanos, ya que contarán con alimentos a precios acordes con su capacidad adquisitiva. Esto exige al Gobierno implementar medidas que faciliten la llegada de la producción a las ciudades rompiendo con el oligopsonio que se genera por la existencia de unos pocos intermediarios que pagan poco en finca y venden caro en el sector urbano. Teniendo en cuenta los bajos niveles de ingresos laborales de la mayoría de los trabajadores urbanos, el precio de los alimentos constituye una variable fundamental para la calidad de vida.
En estas semanas en que se flexibilizaron las medidas de distanciamiento social la situación económica no mejoró sustancialmente. Por un lado, hay una fuerte pérdida de empleos e ingresos, pero, por otro lado, la incertidumbre es tan alta que aun cuando las personas mantengan sus empleos, son reacias a salir a gastar.
Los efectos de la pandemia, al parecer, no se limitarán al presente año. Las proyecciones epidemiológicas y la evolución del coronavirus en los países en los que se inició meses atrás muestran que hay altas posibilidades de rebrote y, por consiguiente, de cuarentenas rigurosas intermitentes en los próximos años.
El Gobierno debe actuar con medidas que garanticen a las familias paraguayas sobrellevar los próximos meses. Sabemos que no será posible garantizar condiciones ideales, pero al menos debe hacer el esfuerzo de implementar acciones que permitan reducir al máximo las pérdidas de empleo y mitigar la reducción de los ingresos.