Una se trata de la antigua sede de la Embajada del Paraguay en Montevideo, Uruguay, que estuvo abandonada 11 años. La construcción data del año 1928 y es un patrimonio histórico de la ciudad. El Gobierno procedió a su recuperación y la Embajada volvió al sitio.
La otra es el edificio en que antiguamente funcionaba la embajada en Santiago de Chile, que también es propiedad de Paraguay. Este se reparó y actualmente funciona allí el Consulado General de nuestro país. En tanto que la embajada se halla en un local rentado.
También en Santiago se invirtió bajo la administración Abdo Benítez en la reparación de la residencia oficial del embajador que se hallaba en estado de deterioro y que forma parte del patrimonio de Paraguay.
“En cuanto a los bienes patrimoniales, propiedad del Estado paraguayo, encontramos una falta de responsabilidad en el cuidado y mantenimiento de los mismos”, resalta un informe interno de la Inspectoría General del Servicio Exterior, dependencia del Ministerio de Relaciones Exteriores que evalúa las actividades desplegadas por las representaciones diplomáticas, misiones permanentes y oficinas consulares del país, incluyendo la forma en que son administradas.
Entretanto, otras propiedades valiosas que por donación o por adquisición pertenecen a nuestro país siguen en mal estado y no aptos para utilizarse por hallarse en condiciones de riesgo e insalubridad para las personas. Se trata de la residencia oficial que el país posee en Washington, EEUU. Esta se encuentra con problemas de humedad y precisa costosas reparaciones, por lo que no ha sido ocupada como residencia del embajador desde el 2019.
Esto ha generado el alquiler de una casa para el embajador que representaba una erogación mensual de USD 10.000, al menos para el último jefe de misión que fue el embajador Manuel María Cáceres.
Sobre el inmueble tampoco ha habido un criterio definido por parte del Gobierno saliente, puesto que en 2020, Cancillería confirmó que recomendarían su venta, puesto que repararla, poner en valor y mantener el inmueble demandarían un costo oneroso que el Estado no puede afrontar.
Pero en 2022, tras una visita del viceministro de Administración y Asuntos Técnicos del MRE, se decidió recomendar reparar la residencia, para lo que solicitarían recursos de Fonacide. Hablaron de que se precisaría entre USD 800.000 y USD 1 millón. El tema no pasó de las intenciones.
La vivienda que se halla en la capital norteamericana se adquirió en el año 1961.
Igual suerte le toca correr al edificio de la Embajada de Paraguay en Brasilia, cuya reparación se había anunciado para el año pasado, pero tampoco se realizó.
Es de una construcción antigua, pegada a la residencia oficial del embajador que, por cierto, no se habita.
Paraguay posee 18 sedes propias en el exterior, más dos terrenos, y un inmueble en usufructo por 99 años (Sudáfrica).
Revalorizar estos inmuebles y mantenerlos en condiciones óptimas pasarán a ser tareas para el gobierno que viene.