Ganar la copa del mundo representó un premio en metálico de 240.000 dólares para el equipo nacional, a ser repartido en partes iguales por Celeste Troche y Julieta Granada.
Ambas jugadoras recibieron además una pequeña réplica cada una, de la Copa del Mundo, que siendo un trofeo único no se entrega a los vencedores de cada edición. En cambio, se inscribe el nombre del país y los protagonistas que logran el título, por lo que ya a perpetuidad queda en él estampado el registro de las paraguayas.
También las compatriotas recibieron un artístico collar, típico del país sede de la competición, que les fue entregado en el mismo acto de premiación.