Franz Kafka quiso que los manuscritos que dejó al morir fueran destruidos. Su deseo nunca se cumplió. Casi un siglo después, cientos de documentos ocultos durante décadas en las cajas fuertes de un banco de Suiza, que marcan su vida y obra literaria, salieron a la luz en Jerusalén.
Agosto 07, 2019 07:20 a. m.