Pero prácticamente desde octubre pasado los fieles creyentes de la Virgencita Azul de los Milagros van cada domingo para presenciar la liturgia matutina ofrecida por el obispo de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela.
En su mayoría son devotos de distintas ciudades del país, especialmente de Asunción y el Departamento Central, según la Oficina de Comunicación del Santuario. Son feligreses que van sin agendarse para participar de la eucaristía. Ayer, aunque guardando distanciamiento físico y portando tapabocas, medio millar de personas se colocaron en la plazoleta para seguir por el altavoz la celebración de la misa dominical.
Incluso, hacia el final de las liturgias unos ministros de la Iglesia les ofrecen la comunión a los asistentes, quienes con su mera presencia están poniendo a prueba lo que será la festividad mariana en diciembre. (DB)