21 ene. 2025

Especialista afirma que se debe cuidar la fantasía infantil

Entre los 2 y los 4 años los niños están en la edad de la fantasía, lo que es sano siempre y cuando se adecue a la realidad en la que viven y en la que están estrechamente involucrados los padres. Todo está ligado a la cultura de los padres, el medio en que crecen y la religión que profesan.
“Es importante manejar los criterios de acuerdo a las edades para ir construyendo la realidad a través de un proceso que puede ser el juego, pero es importante mantener la fantasía infantil”, explicó la terapeuta Marta Llamosas.
La profesional manifestó que este acontecimiento –la entrega de regalos– puede ser aprovechado para compartir con los hijos. “Es bueno compartir y no entregar el juguete y que el niño se arregle solo porque uno quiere ver la televisión o leer”, advirtió. “Estos acontecimientos podemos tomarlos como un tiempo para compartir los afectos y estar cada vez más cerca de los niños y se puede aprovechar para contarles por qué los Reyes no les trajeron lo que pidieron, ya sea por el costo o porque no todo se puede conseguir instantáneamente. Es así como se van construyendo realidades”, explicó. La intención es inculcarles que muchas veces el querer algo implica tiempo y en ocasiones esfuerzo.
El juego es una alternativa para acercarlo a la realidad, dependiendo de la edad del niño. Explica que cuando el tiempo se extiende ya no es beneficioso para el pequeño porque lo aleja de la realidad. “Se les puede explicar que son los padres los representantes de los Reyes Magos, como recordación a la visita que hicieron estos al niño Jesús”, ejemplificó.

No exagerar con los regalos
Marta Llamosas recomienda no “exagerar a la hora de cumplir la fantasía de los niños”, ya que existen ocasiones en que los padres exageran con la intención de satisfacer las necesidades de los niños y les entregan objetos caros. “Aquí se colisiona con el criterio de realidad, ya que existen padres que incluso se endeudan en el afán de cumplir los pedidos de los hijos y finalmente no ayudan a crear nada positivo, porque las realidades se construyen también con los límites”, explicó.
Agregó que en cierta medida los padres utilizan el factor económico como un arma para controlar a sus hijos o para suplir la falta de atención que les dan. “Puede ser porque no comparte mucho su tiempo junto al niño, entonces le llenan de regalos o actividades, siendo que lo más importante es compartir”, insistió.

Qué piden los niños
Jorge Sebastián Cáceres da Rosa (6): Quiere un parque completo
Empieza el primer grado este año, y está un tanto exigente con los reyes magos. Les pide un auto a control y un parque completo, que compartirá con su hermana pequeña, Montserrat. De dónde vienen los reyes, no sabe, aclara, pero les dará el recibimiento clásico del zapato, en la sala de su casa.
¿Cómo saben los reyes lo que quieren? “Mamá le dio a papá la carta, y él le entregó a los reyes”, cuenta Jorge.

María José Pefaur (4): La madre traduce sus deseos
Como no sabe leer ni escribir aún, le pide a su mamá que se comunique con los reyes magos. Esta pequeña, al igual que su hermana, Ana Paula, recibirá una mochila de regalo. Sus otros hermanos pidieron otras cosas, que ella no recuerda. De lo que María José está segura es que los reyes van hasta su casa, a dejarle su presente.

Bruno Javier Penayo (6): Un presente sorpresa
Tiene una sonrisa cautivante que deja ver los dientes de leche que acaba de perder. Su madre y su abuela trabajan frente a la Plaza de la Independencia. Una vende remedios yuyos, otra prepara desayunos para los trabajadores del lugar. Sobre cómo esperará a los reyes magos, responde que durmiendo, muy lógicamente. Bruno pide una bicicleta, pero comprende que, como dice su madre, los reyes deben repartir muchos regalos a muchas criaturas, que debe alcanzar para todos.

Nayeli Yamilé Báez Rodríguez (5): Una pista muy certera
Tiene una pista muy certera de los reyes, para su corta edad. Su abuela vende ropa en la plaza de los artesanos, el tiempo que ella aprovecha, cada vez que viene, para jugar con sus amigas de la zona. Fanática de las muñecas, Nayeli espera una bien linda, y según le confirmó la abuela, es muy posible que reciba este regalo.

Jéssica Rivarola Benítez (9): No pide imposibles
Trabaja en compañía de su madre, que vende ropa de ñandutí. La pequeña les escribió una carta a los reyes bien cortita, confiesa. Está tranquila porque además su madre ya sabe el tipo de juguete que le gusta. “Quiero una muñeca, y estoy segura que eso sí que me podrán traer. Los otros años, yo pedía cosas imposibles, y me imagino que no se podía”, cuenta.