La característica más visible del Gobierno saliente en materia educativa fue la escasa respuesta a la emergencia educativa en materia de infraestructura. Solo entre el 2016 y el 2017, en promedio, un centro educativo caía por mes en el territorio nacional.
La falta de respuestas se dio también por la falta de coordinación y de capacidad de control a municipios y gobernaciones que manejaron –según datos de la Comisión de Educación del Senado– USD 403 millones para invertir en colegios desde el 2012.
El caso más grave se dio en Lambaré, donde el techo de un aula del Colegio Nacional de Lambaré (CNL) se vino abajo en setiembre del 2015, dejando a una decena de alumnos heridos de gravedad.
Igualmente, pese a contar con recursos de los Fondos de Excelencia, el MEC tardó más de cinco años en reparar 676 establecimientos escolares.
Datos oficiales indican que de 7.500 escuelas, más de 3.000 están en grave estado. Otras 2.532 funcionan de manera regular.
Colegios técnicos. El desfasaje de las instituciones educativas con especialidades técnicas fue otro punto débil en la gestión de los tres ministros de Educación que se sucedieron desde el 2013. Esta materia incluso es criticada por Ramón Iriarte, quien fue el director general de Educación Técnica durante la era de Marta Lafuente.
El ejemplo del Técnico Nacional es uno de los más relucientes, donde laboratorios tienen equipamientos que no funcionan en Mecánica Industrial o Ingeniería, dos especialidades que supuestamente tienen buena salida laboral en el mercado.
Docentes, alumnos y ex alumnos crearon recientemente un foro donde exigirán al MEC políticas claras y mayor participación a la hora de debatir sobre la educación técnico industrial. “Los laboratorios de la década de los 80 que tenemos en los colegios ya no sirven”, aseguró el ex alumno Alex Asrilevich.
PARTIDIZACIÓN. Otro punto criticado por referentes del sector privado, gremios docentes, investigadores y alumnos fue el retorno de la partidización de la educación pública. Esto fue más notorio durante la gestión de Enrique Riera, a quien le bastaron un año y seis meses para recuperar esta práctica en la cartera educativa.
“Que se pongan la camiseta del Partido Colorado... además yo también soy candidato y tienen que votar por su jefe”, dijo el ex ministro de Educación durante un encuentro.
Quien asumirá el cargo de viceministro de Educación Superior desde el 15 de agosto, Robert Cano, criticó asimismo la partidización en el sector, donde aseguró que no permite cambios importantes.