28 mar. 2024

Es inaceptable el endeudamiento sin mejorar la calidad del gasto

Paraguay cerró el año 2019 con el endeudamiento más alto de su historia reciente; y no solo el más alto, un ritmo de crecimiento que continúa a pesar de que no existen reformas para enfrentar los problemas estructurales de las finanzas públicas. Uno de estos problemas es justamente el origen de la necesidad de la deuda. A pesar del crecimiento económico, la presión tributaria se mantuvo imposibilitando el financiamiento de las necesidades de infraestructura y del repago de las deudas anteriores, lo que se agrava con la ausencia de medidas para promover la calidad del gasto.

El endeudamiento está siendo la herramienta más cómoda para financiar el Presupuesto público. Con la excusa de mejorar la infraestructura, el gobierno de Federico Franco inició una desenfrenada carrera que hasta ahora no solo no ha logrado sus objetivos, sino que además ha entrado en un círculo difícil de salir, ya que cada vez es más necesario endeudarnos para pagar deuda.

Este mecanismo que debería ser utilizado para aumentar la capacidad productiva del país y ayudar a un crecimiento económico menos volátil y más sostenible, está siendo utilizado para pagar compromisos anteriores.

A este escenario negativo se agregan los serios problemas que enfrentan las contrataciones públicas en materia de obras, con lo cual, lo poco que se invierte termina siendo de baja calidad o con sobrecostos. Así, al final del año resulta que el impacto real positivo del endeudamiento en la economía es mínimo. Sin embargo, la deuda aumentó y la responsabilidad del pago se trasladó hasta la generación siguiente.

El problema se agudiza si consideramos que no se avizoran cambios en la conducta de las autoridades económicas. En lugar de enfrentar las bajas de presión tributaria y calidad del gasto, la solución que plantean es continuar el endeudamiento flexibilizando las normas de responsabilidad fiscal.

Una buena planificación de las obras debería haber conllevado una mayor carga tributaria distribuida entre quienes se beneficiarían con las mismas. Es decir, los fondos provenientes de los bonos soberanos o de organismos internacionales dirigidos a obras de infraestructura deberían haber tenido objetivos explícitos de beneficiar determinadas regiones y rubros y en estos centrar una parte importante del esfuerzo del repago.

De esta manera, quienes se benefician con mejoras en la productividad o en la reducción de costos son los que deberían hacerse responsables de la deuda. Es un criterio básico de justicia fiscal. Los que ganan y se benefician más deben aportar más. Sin embargo, y a pesar del crecimiento económico, la presión tributaria se mantuvo en el orden del 10%, una de las más bajas de América Latina y de los últimos años.

Por otro lado, la necesidad de endeudamiento y sus efectos positivos se reducen cuando el gasto no reúne condiciones mínimas de eficiencia y calidad. Si los pocos recursos que se recaudan genuinamente –impuestos– se utilizan mal, es claro que se deberá recurrir a otras fuentes de recursos y ahí aparece el endeudamiento como respuesta al uso inadecuado de los impuestos.

El Gobierno no da muestras de mejorar la calidad del gasto. Los problemas del sistema de adquisiciones públicas se mantienen. Los sobrecostos y la existencia de contratos que no se cumplen o que se renegocian revelan la persistencia de malas prácticas en la gestión pública.

Frente a este escenario, el pesimismo tiene alta probabilidad de convertirse en realidad año tras año y es lo que está pasando. Desde hace 8 años la deuda crece a un ritmo mayor que el que podemos pagar en el marco de importantes desafíos en la calidad del gasto. Es irresponsable continuar esta trayectoria sin al menos demostrar la intención de un cambio en la gestión.

Más contenido de esta sección
Hace unos días, fue intervenida una estancia en Fuerte Olimpo, Alto Paraguay, y en el lugar fueron detenidas diez personas de cuyo poder incautaron fusiles AR47 y una avioneta Cessna, además descubrieron una pista clandestina que habría pertenecido a la estructura liderada por el supuesto narcotraficante uruguayo Sebastián Marset y al presunto líder de tráfico de drogas, Miguel Ángel Insfrán, alias Tío Rico. Resulta insostenible la falta de control del espacio aéreo nacional, ante la impasividad o complicidad de las autoridades.
Aproximadamente, unos 1.300.000 niños y adolescentes paraguayos retornaron a clases en los establecimientos educativos públicos hace unos días, y el escenario que hallaron muchos de ellos ha sido el de una infraestructura deficiente y precariedades. A pesar de que la Constitución Nacional consagra el derecho a la educación, frente a la realidad a la que asistimos, parecen apenas palabras vacías de significado debido a la ceguera de nuestros líderes políticos para anteponer los intereses de la mayoría y apostar por el presente y el futuro del país.
El acceso de los niños a alimentos adecuados y saludables es esencial para garantizar su bienestar físico, intelectual y social. Los programas de alimentación escolar han formado parte de la política educativa desde hace más de un siglo y permanecen en la actualidad, independientemente del nivel de desarrollo de los países y de los ingresos de los hogares. Pero en todos los países el programa se ha planteado de manera integral y tiene alto consenso social. Paraguay no puede ser una excepción. Los cambios planteados solo generaron conflictividad, a la vez de que no garantizarán mejoras sustanciales.
Los agricultores familiares producen la mayor parte de los alimentos frescos y sanos, diversificados y culturalmente apropiados. Generan oportunidades de empleo agrícola y no agrícola, y ayudan a las economías rurales a crecer. La agricultura familiar preserva y restaura la biodiversidad y los ecosistemas, y utiliza métodos de producción que pueden ayudar a reducir o evitar los riesgos del cambio climático. La agricultura familiar es fundamental para mantener la capacidad adquisitiva de los ingresos de todas las familias y para reducir la pobreza en el sector rural. Dejarla en el abandono es poner un obstáculo al crecimiento sostenible, al bienestar de los hogares y al desarrollo del país.
La violencia contra las mujeres es una preocupante realidad en el Paraguay. En este Día de la Mujer Paraguaya debemos recordar los datos de las instituciones que señalan que, pese a las leyes, los casos de violencia en el hogar y los casos de feminicidio no disminuyen. Estamos lejos de ser una sociedad que respeta y valora las capacidades de las mujeres; prueba de ello es el aumento en el último año de la violencia política. Este es un indicador del largo camino que nos falta andar para ser una sociedad verdaderamente democrática.
Las reguladas del servicio del transporte público forman parte ya de la realidad cotidiana para los pobladores de la capital, su área metropolitana y el Departamento Central. El mal servicio, no obstante, afecta a todas las ciudades y localidades del Paraguay. Este, además de la salud pública, es el servicio más ineficiente que debe padecer la ciudadanía. Las humillaciones que a diario soportan los usuarios son inaceptables. Un transporte público seguro y cómodo es un derecho que tienen los paraguayos y significa calidad de vida.