El pronóstico del 4,0% de crecimiento económico es una buena noticia.
El PIB indica la cantidad de bienes y servicios que produce un país. Una forma de calcular es a través del gasto, sumando los gastos finales de los distintos agentes de la economía. Es decir, se agrega el valor a precio de mercado de todas las compras realizadas de bienes y servicios finales, lo cual incluye el consumo de hogares e instituciones sin fines de lucro, la inversión de las empresas, familias y sector público, el gasto en consumo final del sector público y el valor de las exportaciones netas –exportaciones menos importaciones–.
Si se prevé que el consumo de los hogares sea el motor del crecimiento, también es de esperar que el empleo se dinamice, tanto en la cantidad de empleos generados como en la cantidad de horas trabajadas, en la incorporación a la seguridad social y en las remuneraciones.
Al analizar la información disponible en los últimos años, se verifica un comportamiento mediocre de estas variables, por lo que si somos optimistas deberíamos esperar que con estas proyecciones mejore la situación en 2019.
Si bien la tasa de desempleo promedio es históricamente baja, en el caso de las mujeres y jóvenes es mayor.
El subempleo, característica principal del mercado laboral, persiste a pesar del crecimiento económico. Al agregar ambos indicadores se puede ver que el 11% de la población ocupada está desempleada o trabaja menos horas de las que quisiera, en las mujeres se encuentra alrededor del 14% y en la juventud aumenta aún más.
La cobertura de seguro médico, que venía creciendo, llegó a su punto máximo en 2014 para reducirse y permanecer por debajo de ese nivel a partir de 2015. Una tendencia similar se observa en la población asalariada que aporta a algún sistema jubilatorio.
Los ingresos laborales tienen un comportamiento similar. Aumentaron hasta 2014 para posteriormente estabilizarse. A pesar de las mejoras registradas durante años, los ingresos laborales siguen siendo bajos. Alrededor del 70% de la población ocupada gana menos del salario mínimo. Ni siquiera los trabajadores asalariados (públicos y privados) logran ganar este nivel de ingresos. En este grupo, más de un tercio de los trabajadores no perciben el salario mínimo.
El estancamiento de los ingresos laborales es consistente con el estancamiento de la reducción de la pobreza. Incluso se verificó un aumento en 2016, volviendo al nivel de tres años atrás.
Esperemos que si la proyección del BCP se concreta en 2019, este dinamismo del consumo esté vinculado a las mejores condiciones laborales y al aumento del ingreso derivado del mismo.
Paraguay cuenta con una gran cantidad de trabajadores y de jóvenes que año a año se integran al mercado. El trabajo constituye la principal fuente de ingresos, por lo que es imperativo que el crecimiento del PIB beneficie a la gente.