14 jun. 2025

ENTRE EL CINISMO COLORADO Y EL LABERINTO LUGUISTA

Análisis político

Domingo|16|NOVIEMBRE|2008

estelaruizdiaz@uhora.com.py

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Siempre me ha sorprendido el cinismo con que la dirigencia colorada justificó el sostenimiento político de la larga y sangrienta dictadura stronista y la perfecta convivencia que tenían con la corrupción los sucesivos Gobiernos republicanos en la larga y agobiante transición política, que finalmente colapsó el 20 de abril de este año.

Pensé que tras la rotunda victoria del cambio, de la mano de Fernando Lugo, los responsables históricos de la catastrófica caída republicana iban a guardar prudente silencio, unos tal vez avergonzados por semejante pasado, otros por astucia política. Las pruebas de la corrupción que durante décadas carcomió el país, ubicándolo como campeón de la corrupción mundial, una vergonzosa cifra de pobreza (2.156.312 personas viven en la pobreza, de las cuales 1.172.274 viven en la pobreza extrema), un Estado elefantiásico e insostenible financieramente, son buenas razones para sentir algo de vergüenza.

Pensé que los parlamentarios colorados iban a quedarse quietitos en el Congreso, que no iban a reclamar nada -excepto alguna que otra cosa-, que su rol iba a ser modesto, levantando el brazo para votar sin chistar los proyectos que beneficien al país, quizá como un acto de contrición por todo lo que hicieron.

Pero la historia es otra.

Empezando por Nicanor Duarte Frutos.

Pensé que, por ser el responsable histórico de la caída del Partido Colorado del poder, iba a recluirse en su cómoda quinta de Atyrá a llorar su amargura, a rezar el “Yo pecador”, recordando sus viejos días de feligrés católico. Pero no. Apenas se inició el período legislativo, en julio pasado, armó una feroz polémica jurídico-política para ocupar su banca de senador activo, cuando la Constitución le obliga a ser senador vitalicio. Movió cielo y tierra, pero no pudo lograrlo. Después se llamó a silencio, aunque de vez en cuando tenemos noticias de que no ha claudicado en su objetivo.

El anual estudio carnavalesco de la Ley de Presupuesto nos ratifica todos los años que los parlamentarios (representantes de todos los partidos políticos) no tienen idea del país en el que vivimos.

Los colorados, días pasados, votaron la inclusión de los fondos sociales de Itaipú en la Ley de Presupuesto. Sin ruborizarse, a pesar de ser un tema con el que estuvieron visceralmente en contra cuando eran poder, por cierto hace menos de 100 días. Incluso, el Gobierno nicanorista había recurrido a su amiga la Corte Suprema para evitar el control legal de los fondos sociales. Obviamente, la máxima instancia judicial hizo lo que se esperaba que haga en esos tiempos: suspendió los efectos de la ley. Así Víctor Bernal y su troupe siguieron con el despilfarro vergonzoso de la plata de la binacional, que, como todos sabemos, fue a parar a la ostentosa campaña presidencial republicana.

Hoy los colorados quieren dar cátedra en materia de administración pública. Ellos, que fundieron el país, que convirtieron al Estado en una cueva prebendaria, plagada de planilleros y de funcionarios ineptos.

Hoy los colorados quieren dar cátedra de cómo gobernar. Ellos, que debilitaron las instituciones, convirtiéndolas en seccionales coloradas.

Hoy los colorados se frotan las manos con cada error de Lugo, con cada contradicción de la Alianza.

LA OTRA VEREDA. En tanto, en el Gobierno de coalición la convivencia se está complicando.

El debate sobre cómo dar solución al ancestral problema de la tierra enfrenta ferozmente a liberales e izquierdistas. La distribución de la tierra es uno de los nudos más complejos que tiene Lugo, por los intereses en juego y la visión que tiene cada grupo sobre el modelo que hay que aplicar. Recientemente se creó el Consejo de Reforma Agraria, con el Indert a la cabeza. Veremos cómo se maneja, aunque recursos no le faltarán, ya que Itaipú anunció 15 millones de dólares para paliar este drama social.

La crisis por el control económico de los grandes contratos en Yacyretá es uno de los capítulos más vergonzosos del nuevo Gobierno. Porque hasta ahora las peleas se centraban en la visión país de cada grupo, los debates ideológicos o simples problemas de piel. En Yacyretá hay acusaciones de grueso calibre, que, más allá del pretendido control del ente por parte del movimiento político Tekojoja, se menciona que las mafias económicas siguen intactas.

Otro capítulo tenso y preocupante del Gobierno es la pésima relación entre el Presidente y el Vicepresidente, que incluso llegó a los estrados judiciales, tras la acusación lanzada por su propio correligionario José Ledesma.

Estamos a una semana de los famosos primeros 100 días del gobierno luguista.

Como se verá, hay confusiones, cinismo, indolencia y dudas en ambos bandos.