24 jun. 2025

Entrar en la contracultura del sistema

Afirma el teólogo Pagola que Jesús al comenzar su vida pública “abandonó la seguridad del sistema para entrar confiadamente en el Reino de Dios”.

Para Jesús en su tiempo y, para nosotros, en el siglo XXI el Reino de Dios es algo nuevo, creativo, siempre renovándose, un camino de paz y felicidad insospechada.

Esta paz y felicidad en la vida terrena, nunca la alcanzaremos completa, pero cada día sabemos que, si queremos, podemos estar más cerca de ella.

Y frente a esta gran aventura con alas grandes para llegar lejos, que es el Reino de Dios con sus grandes ideales de justicia y solidaridad, está lo que llamamos el sistema.

Es el reino de los poderosos, inventado por ellos para personal o grupalmente crecer dejando, si les sobra algo en su ambición, unas migajas a los que nada tienen.

El reino de los poderosos que en el Paraguay el 2% tienen el 80% de las tierras, y absorben y se llevan ese superávit que, en ocasiones tenemos, del 12% anual, además de comprar a su antojo la justicia y las leyes.

Frente a este sistema injusto, está el Reino de Dios en los sufrimientos y deseos profundos de liberación de los dos millones y medio de pobres que tenemos, en las 300.000 familias campesinas que no tienen un trozo de tierra para vivir.

Son seres humanos que, porque ni producen ni consumen, están fuera del sistema y sobran en él.

La pregunta clave, entonces, es: ¿por dónde camina el Espíritu de Dios? ¿Por el sistema económico-político que organiza al mundo entero para el provecho personal de los poderosos, o por la contracultura a este sistema sediento de justicia y de encontrar lo necesario para una vida digna?

Repito lo del teólogo Pagola quien dijo: “Jesús abandonó la seguridad del sistema para entrar confiadamente en el Reino de Dios”. Comenzó a nadar a contracorriente.