Por Sergio Noé
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A un año de su asunción al frente de la Secretaría de Cultura, la arquitecta Mabel Causarano conversó con ÚH y brindó detalles del trabajo hecho en su cartera, las dificultades encontradas y las tareas pendientes para el año próximo. Argumentó que los grandes focos de atención son “reorganizar la casa” y trabajar en la “transversalización” de la cultura con diversos proyectos.
–¿Cómo encontró la Secretaría de Cultura hace un año, cuando llegó?
–Encontramos una institución con varios programas interrumpidos. Por ejemplo, el programa de Ciudadela Cultural, los fondos de Cultura, los puntos de Cultura y las líneas de trabajo de la gestión del 2008 al 2012 tuvieron un compás de espera. Esto significó retomar algunos programas y repensar otros. Asimismo, encontramos una organización interna dispersa y por eso nos abocamos a reorganizarla. De las siete direcciones generales que teníamos, hoy tenemos cuatro. Creemos que esto será un legado que merece la ciudadanía. Queremos dejar la casa en orden. A nivel externo, apuntamos a ‘transversalizar’ la cultura e incidir en las políticas públicas.
–¿Qué es lo más prioritario en este momento?
–La prioridad es el Plan Nacional de Cultura, mediante el cual llevaremos los proyectos a la práctica. Con esto se busca que la cultura se torne en un factor de desarrollo, y que el trabajo de la creación, producción, distribución y consumo cultural sea un elemento de generación de fuentes de trabajo. También queremos lograr que el factor cultural incida fuertemente en el PIB a través de la llamada economía creativa o de las industrias culturales. En otros países, cerca del 8% del PIB procede de la misma, que también es llamada economía naranja.
–¿Cómo estimulan la economía naranja?
–Trabajamos con el mercado de industrias culturales. Participamos este año del MicSur (Mercado de Industrias Culturales del Sur) y el año próximo preparamos el MicParaguay. Esto es un momento de exposición. Para eso, hay que prepararse y trabajar con los distintos sectores culturales, tal como se hizo con el MicSur.
–En Patrimonio, ¿cuál es la apuesta?
–El cambio de la Ley 946 del 82, de Bienes Culturales, que resulta un instrumento poco efectivo para tutelar o salvaguardar el patrimonio y, sobre todo, para ponerlo en valor. Tenemos un programa de revisión de la ley. Queremos presentarlo al final del primer semestre del año próximo (al Congreso) y que se apruebe en el 2015. Con este cambio nos interesa involucrar a gobernaciones y municipalidades en el tema del patrimonio.
–¿Cómo llegan a los rincones más lejanos del país?
–Trabajando de cerca con el Fondec. Entre las dos instituciones no hay una relación orgánica establecida por ley, pero hay acuerdos. Con el Fondec buscamos llevar a los territorios más postergados las oportunidades de desarrollo y de iniciativas culturales.
–¿Se plantea la posibilidad de contratar más funcionarios en Cultura?
–No, porque se vuelve difícil el manejo; vamos a ir racionalizando (recursos). Tenemos funcionarios muy antiguos con una remuneración absolutamente insuficiente, algunos con salario mínimo o ni siquiera con eso. En materia de motivación es difícil reconvertirlos. Aclaro que aquí no hay ningún funcionario en el freezer. Queremos resolver estos problemas trabajando con la Secretaría de la Función Pública. Si logramos establecer y fomentar las secretarías departamentales de cultura, no hará falta agregar un solo funcionario más, porque muchas tareas las descentralizaremos.
–¿Hay mecanismos para evitar planilleros?
–Recién ahora contamos con un sistema de control efectivo, porque los instrumentos pasados no ofrecían condiciones para un control riguroso. Por ello, días pasados instalamos relojes biométricos (que funciona con huella digital) en las quince sedes. No lo hicimos antes por el proceso de licitación.
–¿Habrá descuentos a funcionarios que no cumplan?
–Tenemos un reglamento con distintos tipos de sanciones y lo aplicaremos a todos. Antes era difícil el control porque se llenaban planillas y nadie podía ver al que entraba o salía. Este nuevo sistema es efectivo, a menos que se descomponga. También implementamos hace cuatro meses la unidad anticorrupción para investigar y recibir denuncias y evitar irregularidades.
–¿Cómo trabajan respecto a la seguridad social para los artistas?
–Este tema es una prioridad. Se trabaja a nivel de las mesas técnicas de los distintos sectores de la cultura y el Consejo Nacional de Cultura. Pero, efectivamente, es un déficit muy grande. La profesionalización del trabajo cultural es un interés prioritario del Estado, porque la gente tendría que vivir de lo que hace. De lo contrario, alimentaríamos el asistencialismo.