Susana Oviedo
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En esta segunda parte de la entrevista al doctor Antonio Arbo, habla de lo que tendrá que desandar en el ámbito de la salud pública el próximo gobierno que surja de las elecciones generales de abril que viene. Agrega datos sobre la gestión del ministro del ramo, Antonio Barrios, que renunció el pasado 19 de enero al cargo por formar parte de la lista de candidatos a senadores por el Partido Colorado para las elecciones próximas. En la primera parte de la entrevista publicada ayer, Arbo resaltó que con Barrios la politización de la salud pública ha alcanzado niveles que en lo que llevamos de democracia en el país nunca antes se había visto. Habló de agresión a la institucionalidad, y de vejámenes y persecución al personal del área, por motivos políticos partidarios.
–¿Existe alguna experiencia en países de la región, en cuanto a reducción de las posibilidades de politización de la salud pública?
–En eso la región de las Américas ha tenido avances y retrocesos. No se puede comparar, por ejemplo, la institucionalidad de la salud pública de Chile o del Uruguay con la del Paraguay. Una diferencia es que los ministros de Salud se eligen con base en méritos y aptitudes, no entre los compinches. Los compinches son para los asados. Pero la gestión seria en salud o en educación es de las personas mejor calificadas.
–Este es un momento propicio para colocar sobre la mesa estos temas, ya que nos encontramos en vísperas de unas elecciones generales para cambiar el Gobierno. Si no se ponen en debate, corremos el riesgo de que se sigan cometiendo negligencias. ¿No cree?
–La Alianza tiene estructurado un equipo que está trabajando en salud, con gente comprometida, con experiencia, como el doctor Félix Ayala, Esperanza Martínez, Desirée Masi, Édgar Giménez, José Zarza, que son patriotas. Y, por otra parte, todo lo que se viene debe ajustarse a la corriente actual de salud pública. Implica que gente que conozca de esto, tenga participación, lo cual también debe observar el candidato Mario Abdo Benítez, que pugna por la presidencia de la República.
Chile tardó más de 30 años para tener 150 enfermedades protegidas por el sistema de salud. Ese es un proceso.
Nosotros estábamos estableciendo que al final de este quinquenio, Paraguay tenía que haber llegado a por lo menos 90 enfermedades protegidas. No se hizo nada.
–¿A cuánto llegamos?
–A nada. El sistema de salud pública paraguayo es arcaico, no tuvo cambios y en él hay que invertir tiempo, esfuerzo y sudor para que las cosas vayan por buen camino.
–Por lo que dice, no ha habido un proceso continuo de mejoramiento y sostenibilidad...
–Cuando el Paraguay lanza sus famosos bonos del Estado, por el que se endeuda a varias generaciones, el argumento fue que iba a haber fondos para salud y educación. Fue una mentira absoluta. Las ejecuciones presupuestarias en todo este quinquenio estuvieron orillando el 70%. No hubo progreso, ni siquiera en la cantidad de fondos transferidos al Ministerio de Salud. Entonces no se debe seguir mintiendo. En todo caso hay que decir: ¡No tenemos interés en salud pública!
–La situación representa un gran desafío para el gobierno que viene...
–El próximo gobierno tiene que aumentar su inversión en salud. El gasto público en Salud Pública actualmente representa el 6% del PIB. Tendríamos que progresar al 9/10%. Aclaremos que no es lo mismo invertir 6% en Argentina o en un país del Primer Mundo, por el tamaño del PIB. Digo esto porque muchos dicen: Paraguay invierte la misma proporción del PIB que los países del Primer Mundo. De todas maneras, en toda la región, Paraguay está entre los países que menos invierte en Salud Pública y necesita inversión en infraestructura, fortalecimiento de lo que ya está, necesita ampliar las unidades del sistema de unidades de salud familiar. Necesita campañas de promoción permanentes, de prevención en salud.
–Si tomamos la epidemia del dengue, por ejemplo, ¿cómo describiría la actuación del ministerio bajo la batuta del doctor Antonio Barrios?
–Bueno, me da pie para hablar de simulación y desconocimiento de casos. En este Gobierno sostenían que el dengue es una enfermedad que fue erradicada en este periodo. Fíjense ustedes que mi administración, a pesar de haber hecho medidas de prevención, pasó por una de las peores epidemias, por el serotipo más grave del dengue, que era el serotipo 2. Entonces hubo 20.000 hospitalizaciones, 250 muertos, pero la cantidad de muertes por la severidad del cuadro fue una de las más bajas que se han conocido en el dengue. ¿Por qué? Porque estábamos preparados. Ningún paciente dejó de ser atendido, sin necesidad de pedir ampliación presupuestaria. Lo hemos hecho con recursos genuinos del ministerio y entregada nuestra gestión con menos de 9 casos de dengue.
–¿Qué pasó luego?
–Hubo una caída de todos los mecanismos de prevención diciendo que lo controlaron. Mentira. El esfuerzo lo habíamos hecho nosotros.
¿Qué pasó? En el 2016 hubo una nueva epidemia por un serotipo más benigno que es el 1, y cuando dicen que produjeron menos muertes, es mentira. Era un serotipo que no produce tantas muertes, de todas maneras hubo más de 80, que lo simularon. Y actualmente cuando dijeron que no había dengue, nosotros lo advertimos en noviembre, era evidente que se estaba iniciando una epidemia de dengue. Ellos lo desconocieron, entonces toda la Chacarita se enfermó y si no existen más muertes es porque el serotipo actual es mucho más benigno. Pero hay muchos enfermos. Significa que no existe un concepto de prevención y que hay ocultamiento y negligencia. Y se han manipulado mucho los datos.
–¿En qué otra situación nota que ha habido negligencia?
–Durante este Gobierno hubo cambios que la ciudadanía tiene que conocer. Por ejemplo se reemplazó la compra de una vacuna de varicela, por otra inactiva. Ahora hemos tenido brotes de varicela porque el Ministerio estaba poniendo una vacuna que no sirve, que está demostrado en la literatura científica. Argentina no permitió la compra de esa marca de vacuna.
Estas son negligencias graves que no se pueden permitir. También que estaba planeado, pero no se hizo, construir un gran hospital en la zona de Itapúa, y otro en Ciudad del Este.