Una multitud se agolpó ayer en una fracción de la Plaza Bernardino Caballero, de San Bernardino, para ver y probar la chipa y el pan kesu más largos del mundo. Soportando el calor y las cenizas que salían de la extensa brasa, unas 400 personas aguantaron más de dos horas para, en menos de un minuto, devorar los 40 metros de esta sabrosa comida tradicional.
“Está bien hecha, porque tiene mucho queso”, dio su veredicto Fermina Soto mientras sentada probaba la chipa en compañía de sus nietas.
El pan kesu medía 25 metros y, así como el manjar de almidón y harina de maíz, desapareció en un abrir y cerrar de ojos. En la pintoresca jornada, organizada por la Dirección de Turismo del Municipio local, hubo gran cantidad de turistas y visitantes de distintas ciudades del Departamento Central y localidades vecinas.
Furor. En un momento, la gente desbordó el perímetro donde se encontraba el brasero de hierro –hecho en forma de canaleta– la fosa con el carbón ardiendo. Esto produjo que un niño cayera sobre la brasa y tuviera que ser llevado en andas hasta un centro asistencial. Desaforadas, las personas buscaban ganar espacio para registrar con las cámaras de sus celulares cada instante de la preparación de la superchipa.
Una treintena de voluntarios se ofrecían cada tanto para colocar –en un coordinado movimiento– el alargado brasero sobre el fuego.
Los presentes coreaban la cuenta regresiva para sincronizar la maniobra, ya que un error podía entorpecer la operación e, incluso, arriesgar la estabilidad del recipiente. Nadie quería truncar que esa chipa supere la anterior marca en el libro Guinness de los récords.
Gigante. Hecha con una exuberante cantidad de ingredientes, la chipa más larga del mundo se supera cada año a sí misma. Esta vez, marcó 40 metros y superó con creces los 30 m del año pasado.
Es más, el espigado brasero se quedó cortó, sobró poco más de 30 kilos de mezcla, como para 20 metros más, de acuerdo a los laboriosos amasadores de Ña Silvina, la chipería encargada de la proeza.
La escribana Sonia Sánchez fue la encargada de certificar la medida y también probó la chipa. Soltó que un conocido negocio de esa ciudad prepara el bollo más grande del mundo. Eso será el año que viene.