La investigación que lleva adelante la Justicia argentina, denominada Cuadernos K, afecta a la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), puesto que el ex director ejecutivo entre 2003 y 2015, Óscar Thomas, es acusado de haber desviado USD 4 millones de la central al Ministerio de Planificación, en ese entonces dirigido por Julio de Vido, hoy preso. Ambos ex funcionarios de la administración de Néstor Kirchner y Cristina Fernández habrían estado al frente de una red de coimas.
Sin embargo, la salpicadura llega hasta el presente, ya que Industrias Metalúrgicas Pescarmona (Impsa) es una de las empresas que había obtenido beneficios con Thomas. De acuerdo con los reportes del país vecino, la compañía remitía sobornos cada tanto tiempo. Hace poco tiempo se le adjudicó, consorciada con CIE (Paraguay), la reparación de turbinas en Yacyretá por casi USD 30 millones.
Esta compañía actualmente está licitando para proveer tres turbinas a la nueva central de Añá Cuá. En esta cruzada se encuentra consorciada con CIE (Paraguay) y con la asiática Power China (ver infografía). También ya demostró interés en la provisión de tres nuevas unidades generadores para la central de Yacyretá (pasará a tener 23 turbinas), proyecto que está en los planes.
El dueño de Impsa es el empresario Enrique Pescarmona, quien mantiene buenas relaciones con el presidente Mauricio Macri, de acuerdo con medios argentinos.
La afinidad es tal que el jefe de Estado del país vecino ha ayudado a sacar de la quiebra a Impsa y es Yacyretá el canal para reflotar, publicó Misiones Online. Añadió que Impsa obtuvo el aval de la Justicia argentina para reestructurar su deuda, que superaba los USD 1.100 millones. El Banco Nación, uno de los acreedores, aceptó la reestructuración por instrucción de Macri, destacó el medio.
EBY LA CATAPULTÓ. De acuerdo con los medios vecinos, la represa de Yacyretá fue clave para la expansión de Impsa. Esta firma proveyó siete de las 20 turbinas de la hidroeléctrica (siete aportó la alemana Voith y cuatro General Electric).
Posteriormente, las turbinas sufrieron un deterioro acelerado por el funcionamiento de la represa a cota reducida durante muchos años, hasta el 2011, y por no haberse construido el embalse compensador. La maquinización de Añá Cuá demanda una inversión de USD 610 millones. El proceso se hace en Buenos Aires.