Ayer realizó su última práctica en Dos Bocas, con sus demás compañeros. López, pese a que fue expulsado contra Cerro y la decisión de alejarse de Guaraní, se presentó a entrenar con el plantel dirigido por Daniel Garnero durante toda la semana, ratificando su gran profesionalismo. No fue un entrenamiento más. El máximo goleador de nuestro fútbol sabía íntimamente que se iba y sus compañeros prepararon una sencilla ceremonia de despedida, pero que finalmente terminó siendo muy emotiva. Julio César Cáceres, en nombre del grupo, le entregó una casaca número 9, que rezaba: “Gracias eternas”.