23 abr. 2024

“El Tratado de Itaipú exige la auditoría de la deuda, nos guste o no nos guste”

Gladys Benegas señaló que se deben revisar las cuentas de la binacional. Afirmó además que los gastos sociales deben eliminarse, y que de no haberlos creado la deuda de la entidad se hubiera saldado antes.

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Economista. Benegas conoció Itaipú desde dentro cuando fue su directora financiera.

  • Adrián Cáceres
  • adrian-caceres@uhora.com.py

La economista Gladys Benegas analiza en esta entrevista el fin de la deuda de la Itaipú Binacional (IB). Con un doctorado por la Universidad de Pittsburgh (Pensilvania, EEUU) fue directora financiera de la entidad hidroeléctrica. La docente e investigadora señaló que no hay mérito en haber pagado una deuda que se tenía que saldar, y que Brasil debe entregar a Paraguay los recursos financieros que le negó a través de la binacional.

-¿El pago de la deuda de Itaipú es un hito?

-Es simplemente una fecha en la cual pagamos toda una deuda. Hito para mí es algo que marca un hecho trascendental, un hito histórico, algo más. Todas las personas que tienen una deuda saben que tienen una fecha de vencimiento. Entonces, podemos alegrarnos porque ya no tenemos deuda, pero el hecho de no tener deuda no es ningún hito. El hito significa lo que nos aporta ese hecho, y podemos decir que a partir de ahora queremos que Itaipú sea un hito en el desarrollo económico del Paraguay.

-¿La deuda es cuestionada incluso, hubo sobrefacturación, qué ocurrió?

-Principalmente la deuda fue contratada por el Brasil, entonces Brasil asumió ese compromiso y se endeudó, pero también dentro de ese proceso de endeudamiento hay que entender la historia del Brasil. Brasil cae en default y va a negociar con el Plan Brady y en ese conjunto de deudas que negocia también estaba la deuda de Itaipú. Cuando Brasil consigue una quita de la deuda, de lo que estaba debiendo, por dar una cifra del 12% o 7%, en este momento no recuerdo el número exacto, pero sí de la deuda de Itaipú el Brasil consiguió el 7% de quita, debería haber trasladado ese 7% también a Itaipú. ¿Qué hizo Brasil?, nos transfirió solamente el 4%. Entonces hay una ganancia en la quita, en la negociación de la deuda que sí nos pertenece, y esa quita y esa negociación está documentada en los libros de los brasileros, donde hablan sobre el proceso de negociación del Plan Brady. No se puede negar esa situación por la cual Brasil no transfiere a Itaipú el beneficio que consiguió, es una parte por la cual decimos que la deuda está inflada (...). También hay una violación clara del Tratado cuando se establece que el precio de la tarifa tiene que ser igual al costo y Brasil dice “no, ese costo es muy alto y yo lo bajo”. Está bien, se puede asumir que Brasil no tenía en ese momento los recursos, pero Paraguay no tenía por qué decir “vamos también a bajar la tarifa”, sino señalar “bueno, no podés pagar, te damos un crédito”. Es lo que se llamó la deuda espuria, pero en realidad es una acreencia. Y eso es para mí lo que sería el hito histórico, recuperar esa parte que sí nos corresponde, sabemos que el Tratado no fue cumplido, y que nos devuelvan con todos los intereses (...). Brasil ganó no solamente por la construcción, sino también como financista.

-¿Esta deuda que creció exponencialmente es justa?

-Creció exponencialmente también porque en 1973 vino la crisis del petróleo, con la que subieron todas las tasas de interés. Sin embargo, más aumentó porque en ningún momento hubo una quita para Paraguay. Todo el mundo trató de pagar rápidamente su deuda entonces. En el caso de la deuda de Itaipú no hubo esa intención, sino extenderla en el tiempo y sabemos que cuanto más tiempo, más intereses. Por eso, es una construcción como lo demostró Miguel Carter, que tiene más intereses que capital. Eso es un punto importante a recalcar. La deuda está compuesta más por intereses que por capital, porque se prolongó muchísimo en el tiempo, justamente para no negociar la forma en cómo repartir la energía. Otro punto importante que quiero mencionar es que Itaipú dentro de su modelo financiero tiene el factor de ajuste del dólar, que se actualizó por última vez durante el Gobierno de Lugo. Un dólar de hoy no es el mismo de ayer. Hay un componente que es la inflación, año a año hay que corregirlo. Eso implica ajustar también todas las cuentas que se pagaron con un dólar que no estaba ajustado. El dólar de hoy tiene que valer lo mismo de ayer en términos de lo que llamamos paridad de poder adquisitivo.

-¿Qué podemos hacer para despejar esas dudas?

-El tratado exige la revisión del Anexo C y la auditoría de toda la deuda. Es decir, en este momento hay una tarea pendiente que es la auditoría. Nos guste o no nos guste. No es que vamos a decir “sabés que está bien o está mal” (...). Esa auditoría es la que se necesita hacer a los cincuenta años. También la revisión del Anexo C porque ya no tenemos deuda. La pregunta es si vamos a seguir utilizando la misma fórmula para calcular la tarifa o vamos a establecer además un porcentaje de ganancia como productores, en el cual decimos “es costo de producción más margen”, que es lo que todo comerciante hace (...). Hasta ahora era solamente el costo y amortizar, pero ya amortizamos, ahora tenemos que ganar, y cuánto es ese porcentaje. Es el punto fundamental. No estoy de acuerdo con decir “vamos a bajar nomás la tarifa otra vez este año”. Quiero saber qué se va a hacer con el dinero. No sabemos. No tengo una comunicación y una transparencia en eso. Esto va a seguir siempre para unos cuantos porque no sabemos con base en qué se negoció y cómo se negoció. No hubo transparencia y sigue no habiendo transparencia.

-¿Qué organismo debe realizar esa auditoría?

-Esta auditoría de la deuda está impuesta en el Tratado, no es una cuestión “quiero o no quiero”, al Parlamento le gusta o no le gusta. No, aquí tenemos una auditoría de deuda pendiente y eso se tiene que hacer. En este momento no te podría decir quién debería hacerlo. Ahora, con respecto a los reclamos que Paraguay tiene que realizar al Brasil sí creo que debería ser una comisión que vaya a los organismos internacionales porque Paraguay no tiene peso para negociar directamente con Brasil, no porque sea Brasil, sino por la misma relación bilateral. Una de las cosas que puede hacer el Brasil es no entregar el dinero que corresponde por Itaipú. Ahí el fisco, principalmente Hacienda, todos los funcionarios públicos tiemblan. Es una forma de ahogarte rápido. Hay que evitar esas lesiones de presiones innecesarias ante un organismo internacional, en el cual haya realmente igualdad de condiciones.

-¿Qué nos espera en Itaipú financieramente después del pago de la deuda?

-En primer lugar, el reto grande para la binacional es transparentarse. El otro gran reto es eliminar los gastos sociales. Una de las cosas que se hicieron mal es mantener esos gastos sociales porque en un momento fueron USD 100 millones al año, eso en veintitrés años son USD 2.300 millones, ya se hubiera pagado por la deuda. Para que la deuda no se termine de pagar antes creamos los gastos sociales, pero sobre esos gastos sociales estuvimos pagando también intereses. Hoy yo me pregunto dónde están esos gastos sociales (...). Salvo que sea en salarios, en gastos de campaña de uno u otro partido, yo no lo veo. Tampoco veo que por el lado paraguayo tengamos un hospital tan bueno como el Costa Cavalcanti (un hospital de alta complejidad para Foz de Iguazú y la región, ubicado en Brasil).

-¿Cómo ve la definición de la tarifa para este año, Brasil quiere bajarla?

-Y que baje porque yo no veo hasta este momento en qué vamos a gastar los recursos extras. Prefiero una tarifa baja para todos, que tener la ilusión que de alguna manera nos va a llegar el beneficio. Esa tarifa baja la vamos a sentir en el bolsillo, en la factura de la ANDE. Todos deberíamos tener ya autos eléctricos, debería haber una planificación (...). La energía de Itaipú no va a durar para siempre y no tenemos siquiera un sistema de autobuses eléctricos que ya debería estar nivel país. Lo que estamos haciendo ahora con todas las estaciones de servicio es del siglo XX o del XIX. El pensamiento del siglo XXI, con todo lo que implica, es que a partir del 2030 ya no habrá producción de autos tradicionales a combustión.

La auditoría de la deuda está impuesta en el Tratado (...). Tenemos una auditoría pendiente y eso se tiene que hacer.

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