La fibrosis quística es una enfermedad que afecta los pulmones, el páncreas, el hígado, los intestinos y los órganos reproductores. Es una enfermedad que se inicia desde corta edad y dejó de ser exclusiva de los niños ya que también hay adultos que la padecen.
Esta es una patología genética que afecta a uno de cada 2.000 a 2.500 recién nacidos y dispone de una alta morbimortalidad en los afectados; no tiene cura, sin embargo, existen tratamientos con nuevos antibióticos cuando hay infección, aerosoles broncodilatadores y nebulizadores especiales.
El Programa de Prevención de la Fibrosis Quística y el Retardo Mental del Ministerio es el encargado de proveer los medicamentos para el tratamiento a los pacientes.
El diagnóstico se realiza por comprobación mediante el test del sudor, confirmación genética de alguna de las mutaciones conocidas a través de la prueba del piecito en el recién nacido.
La enfermedad se trata con inhaladores, nebulizaciones, dieta, ejercicios, vida sana y control continuo de la alimentación, porque puede desembocar en una desnutrición, explicó el doctor Antonio Barrios, ministro de Salud. Aseguró que se cuenta con los insumos necesarios así como los medicamentos para el soporte de los pacientes.
Los síntomas. Son problemas respiratorios, bronquitis, neumonía constante, así como síntomas intestinales. La manifestación de la enfermedad se da como retraso en la expulsión del meconio (primeras heces), además de la obstrucción intestinal o ileomeconial, así como la lenta recuperación del peso de nacimiento en los primeros días.
En el caso de los niños, estos mantienen la curva de peso por debajo de lo normal, el niño come pero no sube de peso porque no digiere bien, presenta dolores abdominales y heces particularmente fétidas, abundantes y aceitosas.